Las autoridades estadounidenses que trabajan en el aeropuerto de Miami al parecer sólo inspeccionan una fracción de la carga de animales que pasa a través del concurrido centro internacional, ofreciendo amplias oportunidades para el contrabando de vida silvestre mientras Latinoamérica lucha por combatir el crecimiento del ecotráfico.
Funcionarios del Servicio de Pesca y Vida Silvestre (FWS) asignados al Aeropuerto Internacional de Miami (MIA) -considerado como el principal punto de entrada para los animales traficados ilícitamente a Estados Unidos- sólo lograron inspeccionar el 20 por ciento de la carga animal viva que se transportó a través del aeropuerto en 2013, informó El Nuevo Herald. De los embarques inspeccionados, aproximadamente un tercio resultó ser ilegal.
Según funcionarios de FSW, la preocupación por las bajas cifras de inspección se ven agravadas por el hecho de que el MIA es el único punto de entrada designado en el sureste de Estados Unidos para los animales exóticos que llegan al país para ser vendidos legalmente, y por lo tanto, un gran número de estos animales se están moviendo a través del aeropuerto. Un total de 11.000 envíos de animales vivos procedentes de destinos internacionales fueron declarados en MIA el año pasado, lo que significa que alrededor de 8.800 envíos pasaron sin ser examinados.
Junto con los métodos innovadores de contrabando, como ocultar las aves vivas en frascos de medicina, las autoridades de FSW en el MIA lidian con numerosos envíos de carga comercial legal que llevan permisos falsos para zoológicos o acuarios, y envíos en los que las especies raras son mezcladas con otros animales similares.
Las autoridades también tienen que vigilar los envíos con destino hacia el exterior -en un caso reciente, un venezolano fue detenido por intentar transportar más de 100 especímenes de coral vivo, almejas y pescado en su equipaje desde Miami a Caracas.
Análisis de InSight Crime
Según un informe de la Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional (pdf), aproximadamente 350 millones de plantas y animales se venden ilegalmente cada año en todo el mundo, con el tráfico de vida silvestre generando ganancias de aproximadamente US$19 mil millones.
En Latinoamérica, el ecotráfico se ha convertido en un negocio de mil millones de dólares con crecientes vínculos con el crimen organizado y efectos devastadores sobre el medio ambiente. Las rutas de contrabando de animales también se utilizan para el tráfico de armas, drogas y la trata de personas. Los mismos animales también pueden ser utilizados para mover drogas. En 1993, 312 boas constrictor fueron descubiertas en MIA en un envío desde Colombia -a algunas de las cuales se les habían implantado condones que contenían un total de 36 kilos de cocaína.
A pesar de los riesgos y los costos presentados por el tráfico de vida silvestre, pocos países en Latinoamérica han tomado medidas importantes para combatirlo, haciendo que el comercio sea particularmente atractivo para los delincuentes.
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El gran número de envíos de animales que pasan por MIA hacen de él un punto de transbordo inevitable para los ecotraficantes de Latinoamérica, y los bajos niveles de inspección son un ejemplo más de la falta de preparación de las autoridades para combatir el fenómeno.