El ministro de defensa de Colombia hizo eco a graves temores de que la guerrilla de las FARC pueda desintegrarse si el gobierno no se apresura a llegar a un nuevo acuerdo de paz —un proceso políticamente cargado que parece abocado a la lentitud.
"Me preocupa inmensamente el deterioro de la cohesión de las FARC,” comentó el ministro de defensa Luis Carlos Villegas durante el foro llamado "La paz es posible" el 24 de octubre.
Según Villegas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) podrían separarse debido a la falta de autoridad y disciplina dentro de sus filas, así como a la presión de sus camaradas guerrilleros en el Ejército Nacional de Liberación (ELN), el crimen organizado u otros grupos armados. Estos factores podrían generar grupos disidentes dentro de las FARC o fortalecer a los que ya existan, comentó.
El gobierno y la oposición política en Colombia se han reunido en las últimas semanas para modificar un acuerdo de cese al fuego y desmovilización con la guerrilla de las FARC, el grupo insurgente más antiguo del continente americano. Esto se da luego de que los colombianos votaran por rechazar un acuerdo anterior —un acuerdo de gran alcance que fue resultado de cuatro años de negociaciones entre el gobierno y las FARC en La Habana, Cuba.
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El cese al fuego entre el gobierno y las FARC, que se hizo oficial el 29 de agosto, se extendió hasta el 31 de diciembre, luego del plebiscito.
"Hay 6.000 combatientes de las FARC acatando un cese al fuego en el campo colombiano... pero sin un plazo específico", añadió Villegas. "[Los miembros de las FARC] esperan el éxito de un diálogo político pasar a deponer sus armas".
El ministro del interior Juan Fernando Cristo también ha expresado sus preocupaciones sobre el mantenimiento del cese de hostilidades:
"Queremos avanzar rápidamente [con las renegociaciones] porque este cese al fuego […] es un cese bilateral frágil, es un cese bilateral que, sin que tengamos un acuerdo definitivo va a ser muy difícil sostener en el tiempo", comentó Cristo recientemente.
Pese a sus inquietudes, Villegas también hizo un balance positivo del cese al fuego, al afirmar que entre el 29 de agosto y el 24 de octubre no ha habido casos de homicidios, masacres, secuestros o extorsión relacionados con el conflicto.
En el departamento de Putumayo, al sur del país, ha estado circulando un panfleto firmado por el Bloque Sur de las FARC. El texto prohíbe la colaboración con grupos criminales e impone un toque de queda, entre otras instrucciones.
Fuentes del gobierno local consultadas por InSight Crime no pudieron confirmar el origen del panfleto —con fecha del 20 de octubre— ni descartar la posibilidad de que hubiera sido creado por una organización criminal local y un aliado de las FARC conocido como La Constru.
Según COLPRENSA, algunos habitantes del Putumayo han alegado que la guerrilla está nuevamente extorsionando a los negociantes, y promoviendo entre ellos el cultivo de plantas de coca. A mediados de 2016, el comandante en jefe de las FARC Rodrigo Londoño Echeverri, alias "Timochenko", ordenó que todos los frentes guerrilleros dejaran la extorsión.
Análisis de InSight Crime
Con el actual atascamiento del acuerdo de paz, es inevitable que haya una fragmentación de las FARC. Las renegociaciones avanzan a paso lento, pero requerirá tiempo acomodar las demandas de la oposición política, que ha mostrado señales de división y susceptibilidad a los intereses políticos.
Entretanto, Timochenko ha rechazado públicamente la posibilidad de renegociar el acuerdo de justicia transicional, lo que reduce aún más cualquier flexibilidad de opciones en torno a una de las partes más discutidas del acuerdo. El líder de las FARC se ha visto entre la espada y la pared, al percibir la urgencia de reafirmar la confianza de sus tropas en la satisfacción de sus necesidades, a la par que trata de evitar que cuatro años de difíciles negociaciones se reduzcan a nada.
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Estos malabarismos probablemente no durarán mucho. Se ha visto evidencia de disidencia entre la guerrilla en numerosos casos de frentes que se opusieron al llamado hecho por Timochenko de parar la extorsión, y por lo menos un frente que se separó abiertamente del proceso de desmovilización.
En el actual limbo, las facciones de las FARC necesitarán sostenerse financieramente, y muchas inevitablemente volverán a sus economías criminales. Una movida así no haría más que estropearlo todo, pues la oposición política exigió recientemente a las FARC dejar sus actividades de extorsión y narcotráfico.