Las autoridades de Venezuela descubrieron dos fosas clandestinas cerca de la frontera con Colombia, lo cual plantea la posibilidad de que la violencia entre grupos criminales rivales esté cobrando incluso más víctimas de lo que se había informado.
Durante la primera semana de mayo, las autoridades venezolanas encontraron dos fosas ocultas con un total de 12 cuerpos en el estado occidental de Táchira, a menos de cuatro kilómetros de la frontera con Colombia, informó El Tiempo. La primera de ellas, que fue encontrada el 4 de mayo, contenía los cuerpos de víctimas con signos de tortura y cuyas manos estaban atadas con un alambre de púas. José Gregorio Vielma Mora, el gobernador de Táchira, afirmó que los asesinatos habían sido perpetrados por grupos criminales rivales que se disputan el control de la región fronteriza, informó El Nacional.
Según Noticias al Día, un presunto paramilitar que fue detenido recientemente contó a las autoridades acerca de los homicidios y les proporcionó información que ayudó a localizar los cuerpos. Aparentemente, el hombre detenido dijo que al menos tres de las víctimas pertenecían a un grupo paramilitar, pero las autoridades aún no han revelado información sobre sus identidades.
El gobernador Vielma Mora afirmó que las autoridades creen que los asesinatos ocurrieron en diciembre de 2014 y enero de 2015, informó El Nacional.
Análisis de InSight Crime
Aunque los autores y los motivos detrás de las fosas clandestinas aún no han sido confirmados, Los Rastrojos y Los Urabeños, dos de los principales grupos neoparamilitares de Colombia (también conocidos como Bacrim, acrónimo de "bandas criminales"), operan en la región fronteriza de Venezuela y Colombia. Este territorio es muy apetecido por los grupos criminales por sus rutas de tráfico de drogas y porque les da la oportunidad de controlar el pesado flujo de mercancías de contrabando que pasa por la frontera. Estos grupos criminales también están involucrados en el secuestro y la extorsión en la zona, y en ocasiones huyen hacia Venezuela para esconderse de las autoridades colombianas.
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La región fronteriza solía ser un bastión de Los Rastrojos, pero debido al declive del grupo delictivo, Los Urabeños han librado una sangrienta batalla por el control del territorio. Aunque Los Urabeños se han apoderado en gran medida de las actividades criminales en la región fronteriza, los enfrentamientos entre estos grupos persisten, y, según los informes, en noviembre de 2014, Los Urabeños masacraron a ocho miembros de Los Rastrojos en el estado fronterizo venezolano de Zulia.
Los cuerpos descubiertos en los últimos días no serían la primera señal de que los grupos criminales están dejando a sus víctimas en fosas clandestinas a lo largo de la frontera. En marzo de 2014, cinco personas fueron obligadas a cavar sus propias tumbas antes de ser asesinadas por presuntos miembros de Los Urabeños. El uso de fosas ocultas —así como el gran número de desapariciones en la ciudad fronteriza colombiana de Cúcuta— sugiere que los niveles de violencia en esta zona podrían ser incluso mayores que lo registrado en informes previos.