La petrolera estatal de México, Pemex, ha anunciado que dejará de transportar gasolina totalmente refinada y combustible diesel a través de sus tuberías; una nueva medida que busca combatir el constante robo de petróleo, pero que plantea el interrogante de su efectividad a largo plazo.
Pemex señaló que comenzará a enviar el combustible "no terminado" a través de sus más de 14.000 kilómetros de oleoductos en México. El combustible requerirá un “mezclado final” para poder ser utilizado en automotores y procesos industriales, informó El Universal.
Con este cambio, Pemex espera reducir el robo de combustible por parte de los grupos criminales y disuadir a los clientes de comprar gasolina robada.
Según CBC News, en 2014 Pemex registró 3.674 sifones ilegales en sus oleoductos, un aumento del 70 por ciento frente a 2013. Sólo en los primeros nueve meses de 2014, la compañía dijo que había perdido unos US$1.150 millones por robo de petróleo.
Ocho de cada 10 litros de la gasolina transportada en México pasan a través de oleoductos, y su valor es superior a los US$ 28,5 mil millones, informó El Universal.
La mezcla final ahora se llevará a cabo en 77 terminales de almacenamiento y distribución de la compañía ubicadas a lo largo del país, antes de que el combustible sea enviado para su consumo final.
La compañía no especificó qué pasos del proceso de refinación no serán completados, pero aconsejó a los clientes asegurarse de comprar el combustible en estaciones de gasolina y distribuidoras autorizadas, con el fin de evitar daños potenciales en los motores de los vehículos, informó CBC News.
La medida entrará en vigor en todo el país en dos meses.
Análisis de InSight Crime
Con esta decisión, Pemex demuestra que está pensando creativamente en formas de mitigar sus pérdidas por robo de petróleo —actividad que se ha convertido en una enorme fuente de ingresos para el crimen organizado de México y que representa una gran amenaza para la industria petrolera del país—.
En teoría, esta iniciativa les hará más difícil a los delincuentes beneficiarse del hurto de los oleoductos de Pemex. Pero también es posible que las organizaciones criminales ingresen al negocio de refinar combustible por sí mismas. Grupos como Los Zetas ya han demostrado que son capaces de crear sofisticadas redes de distribución de petróleo robado.
También es posible que los grupos criminales simplemente comiencen a atacar a los centros de acopio donde la refinación final se llevaría a cabo, ya sea a través de la corrupción de los empleados de las instalaciones o mediante la interceptación de los camiones cisterna cargados del combustible totalmente refinado.
En general, la decisión de Pemex es un claro ejemplo de cómo una empresa tiene que adaptar significativamente sus prácticas a causa de la actividad criminal. Sin embargo, se desconocen los beneficios de esta maniobra a largo plazo.