Un alto funcionario de Brasil considera que el crimen representa un mayor riesgo que el terrorismo para los próximos Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, una preocupación comprensible, dado el permanente empeño de Río por desmantelar a los violentos grupos criminales y mejorar la seguridad ciudadana.
En una entrevista con Folha de São Paulo, el ministro de Justicia brasileño Alexandre de Moraes dijo que no considera que el terrorismo será la principal amenaza de seguridad durante los Juegos Olímpicos en Río. “El crimen representa una amenaza mayor que el terrorismo”, afirmó Moraes.
El ministro dijo que los organismos nacionales e internacionales consideran que la probabilidad de un ataque terrorista durante los juegos es extremadamente baja, pero a pesar de ello se están tomando todas las medidas antiterroristas necesarias.
Moraes le dijo a Folha que, más que el terrorismo, la seguridad pública y el crimen organizado son las principales preocupaciones en Río, a diferencia de otras ciudades que han sido sede de los Juegos Olímpicos, como Londres. Por ese motivo, Moraes dijo que se han redoblado esfuerzos en las medidas de lucha contra el crimen en Río, y en el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad, más que en las medidas de lucha contra el terrorismo.
“El terrorismo es más una cuestión de inteligencia y capacitación, elaboración de protocolos y protección de los aeropuertos”, dijo Moraes.
Cuando Folha le preguntó cómo se evitará que los frecuentes enfrentamientos entre las facciones criminales de Río afecten los juegos, Moraes respondió que no habrá ningún problema durante los Juegos Olímpicos debido a la fuerte presencia de seguridad. “El problema será antes y después” de los juegos, dijo Moraes.
En cuanto a la amenaza de que individuos o “lobos solitarios” lleven a cabo actos terroristas, Moraes dijo que los riesgos son casi nulos, y que cualquier complot planeado por un grupo sería más fácil de detectar.
Recientemente, un grupo brasileño llamado Ansar al-Khilafah prometió lealtad al Estado Islámico (IS), aunque algunos expertos en terrorismo dudan que el grupo realmente exista y piensan que puede ser más bien una estrategia publicitaria de IS. Moraes dijo que Brasil está monitoreando la situación para evitar sorpresas.
Análisis de InSight Crime
Tras una serie de ataques terroristas que se han presentado recientemente en Francia, se ha llegado a pensar en la posibilidad de ataques en Brasil a medida que los Juegos Olímpicos de Río se cercan. Programados para comenzar el 5 de agosto, los Juegos Olímpicos son sin duda un objetivo tentador para grupos como IS, dado el alto perfil y el carácter internacional del evento.
Sin embargo, el hecho de que Moraes haga más énfasis en el crimen que en el terrorismo da cuenta de una razonable evaluación de los riesgos que ambos presentan. Por un lado, Brasil tiene una pequeña inmigración proveniente del Medio Oriente y poca población musulmana en la que IS podría encontrar simpatizantes dispuestos a efectuar ataques. Las preocupaciones que se han presentado anteriormente acerca de la presencia de grupos terroristas islámicos en Brasil se han centrado en la región de la triple frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay, donde se ha sabido de enlaces con el grupo libanés Hezbolá. Sin embargo, las advertencias del pasado acerca de amenazas de Hezbolá en Latinoamérica parecen ser exageradas.
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Por el contrario, la amenaza que plantea el crimen en Río es mucho más inmediata y conocida, y la situación de seguridad de la ciudad se ha deteriorado durante 2016. Además del crimen común durante los Juegos Olímpicos —como los asaltos y robos—, los grupos criminales brasileños como el Comando Rojo (Comando Vermelho) y el Primer Comando Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC) suponen un peligro mucho más amenazante. Estas redes criminales tienen miles de miembros, están fuertemente armadas y controlan grandes zonas marginadas de las favelas de Brasil, lo que les permite alterar significativamente la seguridad durante los juegos. Por ejemplo, en 2013, antes del torneo de fútbol de 2014 en Brasil, el PCC aseguró que habría una “terrorífica Copa Mundial” si el gobierno no accedía a ciertas demandas.
Para garantizar la seguridad durante los juegos, Brasil está en el proceso de desplegar unos 85.000 oficiales de la policía y el ejército en Río de Janeiro.