Funcionarios antidrogas de Estados Unidos creen que los cultivos de coca en Colombia continuarán aumentando significativamente este año, una tendencia que quizá se mantenga mientras no se modifiquen las condiciones de los cultivadores de coca.
Jorgan Andrews, director del departamento de narcóticos de la Embajada de Estados Unidos en Bogotá, le dijo a Washington Post que se prevé que los cultivos de coca aumentarán drásticamente en Colombia.
Según un informe publicado este año por la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (ONUDD), en Colombia ya se ha presentado un aumento del 44 por ciento en los cultivos de coca entre 2013 y 2014, el último año en el que se dispone de datos. Como resultado, Colombia ha superado a Perú como el mayor cultivador de coca en el mundo.
Andrews también le dijo a Washington Post que el aumento en los cultivos de coca está al parecer vinculado a las conversaciones de paz con el grupo guerrillero más grande de Colombia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Previendo un posible acuerdo de paz, la guerrilla está buscando generar tantos ingresos como pueda antes de abandonar el tráfico de drogas. Y si las conversaciones de paz fracasan, estarán en buenas condiciones para continuar financiando su lucha insurgente, añadió Andrews.
Análisis de InSight Crime
Los comentarios de Andrews sugieren que Estados Unidos es pesimista en cuanto a la producción de coca en Colombia —lo cual sin duda se basa en hechos reales—. Hay quienes podrían suponer que el aumento en la producción de coca afectaría la inversión de Estados Unidos en sus intentos por limitar el comercio de drogas en Colombia, para lo cual Estados Unidos ha invertido, desde el año 2000, más de US$9 mil millones en el Plan Colombia (programa dirigido a luchar contra los narcotraficantes y los grupos insurgentes de izquierda).
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Es probable que la decisión de Colombia de detener la fumigación aérea de cultivos de coca —debido a que podría tener ciertos riesgos para la salud— también haya contribuido al aumento en los cultivos de coca que se prevé en el país.
Sin embargo, estaría bien que las autoridades no se enfocaran en el número de cultivos de coca como el principal indicador del progreso contra el narcotráfico en Colombia. En particular, la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus iniciales en inglés) sigue considerando que los carteles mexicanos, y no los colombianos, son la principal amenaza para Estados Unidos.
Estaría bien que Estados Unidos siguiera asociado con Colombia en la adopción de políticas antidrogas a más largo plazo (en última instancia, los agricultores no abandonarán sus participación en este negocio, mientras el mercado de la coca siga siendo más rentable y atractivo que otros medios de subsistencia). El gobierno colombiano planea persuadir a los cultivadores de coca para que abandonen esta labor, mediante cultivos alternativos y programas de desarrollo, pero esto tomará años. Como resultado, en el corto plazo, el cultivo de coca en Colombia seguirá aumentando.