Una ola de violencia en el norte de México ha sido atribuida a una sangrienta lucha por el control del Cartel del Golfo, lo que sugiere largos enfrentamientos internos, y la pérdida de sus principales líderes ha llevado a una ruptura en la estructura de la organización.

Sólo en esta última semana, al menos 35 personas han sido asesinadas en enfrentamientos, en una serie de ciudades a través del estado de Tamaulipas, informó Proceso.

La violencia comenzó el 4 de abril con un ataque a un hotel en Ciudad Mier, antes de extenderse a las ciudades de Tampico, Miguel Alemán, Reynosa y Matamoros.

Según fuentes anónimas de las fuerzas de seguridad consultadas por EFE, la causa de los enfrentamientos es una guerra por el control del Cartel del Golfo, el cual se ha dividido en facciones tras las recientes detenciones de dos de sus principales comandantes.

Una de estas facciones es controlada por la familia de Osiel Cárdenas Guillén, quien dirigió el cartel cuando estaba en su apogeo, y tiene su sede en Matamoros, mientras que la otra facción controla la zona metropolitana de Tampico, según Proceso.

Análisis de InSight Crime

El Cartel del Golfo, alguna vez el más poderoso cartel de las drogas de México, ha estado en declive desde 2010, desde que su brazo armado, los Zetas, se enfrentaron a sus antiguos jefes. Poco después, el grupo se dividió en dos facciones rivales; una conocida como los Metros, liderada por Jorge Eduardo Costilla Sánchez, alias “El Coss”, y la otra, Los Rojos, que se mantuvo leal a la familia Cárdenas.

Desde entonces, el grupo ha sido duramente golpeado por la lucha contra los Zetas, así como por el arresto en 2012 del líder El Coss y su sucesor, Mario Ramírez Treviño, alias “X20” en 2013, del lado de Los Metros, y de Mario Cárdenas Guillén, alias “El Gordo” en 2012, del lado de Los Rojos.

Si los informes actuales sobre las luchas internas son correctos, esto sugeriría una continuación del conflicto iniciado años atrás, con la familia Cárdenas llevando a los Rojos a enfrentar a sus rivales.

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Sin embargo, sin el surgimiento de un claro liderazgo desde los arrestos y con la reciente captura de otro comandante considerado como un posible líder, el cartel pudo haberse descompuesto a tal punto que incluso esto podría ser una simplificación, y es posible que incluso más facciones se estén disputando el control.

La situación se complica aún más por el prolongado conflicto con los Zetas en Tamaulipas, quienes también han experimentado un proceso de división y fragmentación tras la pérdida de sus principales líderes.

En este nuevo y cada vez más fracturado paisaje criminal, es probable que Tamaulipas siga siendo devastada por la violencia, mientras los remanentes de ambos carteles se disputan lo que queda de sus imperios criminales.