El exvicepresidente de Argentina, y actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, ha llamado al tráfico de drogas el "enemigo público número uno" del país, reconociendo un problema cada vez mayor, que continúa evolucionando y aumentando los niveles de violencia.
Según el gobernador Daniel Scioli, hablando con La Nación, la capacidad que tienen las bandas de narcotraficantes para trasladar sus operaciones a nuevas áreas frente a las iniciativas de las fuerzas de seguridad, es sólo uno de los varios dolores de cabeza que generan a las autoridades.
"Las golpeás acá y se trasladan", dijo Scioli, refiriéndose específicamente a las bandas de Buenos Aires que han emigrado a la ciudad nororiental de Rosario, uno de los epicentros del comercio de las drogas y de la violencia asociada a éste. Dijo que actualmente Buenos Aires no está experimentando el mismo tipo de problemas relacionados con las drogas que afligen a Rosario, que vio homicidios récord el año pasado.
Scioli también describió a la producción de drogas sintéticas como uno de los desafíos crecientes a los que se enfrenta Argentina. Cuando se le preguntó acerca de la presencia de los carteles extranjeros, dijo que había "ramificaciones" en el país, “pero no se puede hablar de los carteles [como tal]"
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Existe una creciente conciencia de los peligros que actualmente plantea el tráfico de drogas. En respuesta a la creciente violencia en Rosario, a principios de este mes, las autoridades lanzaron en la ciudad una importante iniciativa por parte de las fuerzas de seguridad. La iniciativa estuvo dirigida principalmente al mercado local de drogas y a los puntos de distribución conocidos como "búnkers". Hasta el momento, las autoridades han identificado 67 de estos puntos, que también son puntos de acceso para la violencia.
Según La Nación, Rosario ha sido reconocida por las autoridades como un centro de producción de cocaína desde 2010.
Análisis de InSight Crime
Argentina es un punto de tránsito importante para los cargamentos de cocaína rumbo al extranjero, y también tiene el segundo mercado interno más grande para esta droga en Suramérica, después de la vecina Brasil.
A medida que los carteles extranjeros han logrado establecerse más profundamente en el país, el comercio de drogas en Argentina ha ido evolucionando. Scioli no es el primer funcionario en reconocerlo, con el ministro de Defensa del país recientemente admitiendo que Argentina se había convertido en un centro de producción de drogas.
Quizás Rosario es la ciudad que mejor ejemplifica el desarrollo del comercio interno de drogas, que ha provocado una explosión de violencia, a medida que las pandillas - algunas de los cuales parecen contar con estructuras y tácticas sofisticadas- luchan por ganar el control de la venta local de drogas.
Existen otros signos de que esta tendencia se está desarrollando también en otros lugares. La ciudad occidental de Mendoza es hogar de un violento clan de drogas con un significativo poder local, mientras que en Buenos Aires, las autoridades han encontrado varios laboratorios de cocaína y de éxtasis.