El gobierno de Colombia y el segundo grupo guerrillero más grande del país anunciaron que pronto comenzarán negociaciones de paz de manera formal, un nuevo paso en un proceso de paz bastante retrasado que seguramente encontrará muchos obstáculos conforme vaya avanzando
El anuncio fue hecho durante una conferencia de prensa el pasado 18 de enero en la ciudad de Quito, Ecuador, donde se acordó que se llevarán a cabo las conversaciones entre los representantes del gobierno y del Ejercito de Liberación Nacional (ELN).
De acuerdo a una declaración conjunta, ambas partes han acordado empezar las conversaciones el 7 de febrero.
El ELN ha prometido que para el 2 de febrero liberará al excongresista Odín Sánchez Montes de Oca, quien está retenido por el grupo guerrillero. Esta situacuón ya ha descarrilado el inicio de las conversaciones en el pasado.
También se acordó que los negociadores del ELN serían declarados “defensores de la paz” bajo mandato presidencial (pdf), lo cual autoriza al gobierno suspender ordenes de captura y sentencias de prisión en contra de miembros de grupos armados comprometidos con los diálogos de paz.
Sin embargo, es poco probable que el gobierno reduzca sus acciones en contra de los guerrilleros. La administración del presidente Juan Manuel Santos mantuvo presionando al ELN durante el periodo antes del reciente anuncio, al continuar con acciones militares y judiciales contra la guerrilla.
Análisis de InSight Crime
El anuncio en Quito representa un paso importante ante los esfuerzos para lograr un acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y el ELN. Ambas partes iniciaron conversaciones preliminares en junio del 2014, y anunciaron una agenda de negociación en marzo del 2016. Las negociaciones oficiales estaban programadas para iniciar el 27 de octubre de 2016, pero se retrasaron debido a que la guerrilla no cumplió con las peticiones del gobierno para liberar a Sánchez antes de esa fecha.
Queda por verse si circunstancias imprevistas volverán a posponer el inicio oficial de las negociaciones. Pero incluso si los diálogos comenzaran tal como está agendado, es poco probable que una conclusión exitosa llegue rápidamente.
La historia ha mostrado que las negociaciones de paz entre gobiernos y grupos guerrilleros están llenas de complicaciones que a menudo toman años en resolverse. Y como InSight Crime había notado previamente, la agenda para los diálogos con el ELN permitirá que actores de la sociedad civil participen en gran medida en el proceso de paz, lo que podría alargar las negociaciones aún más debido a que se tomarán en cuenta diversas opiniones y propuestas.
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Sin embargo, quizás lo más importante sea la disidencia en las filas del ELN. Existen profundas divisiones entre el grupo guerrillero sobre si se someten a los diálogos o no. Eso plantea dudas acerca de la capacidad de los líderes guerrileros para asefurar el cumplimiento de cualquier acuerdo al que sus negociadores eventualmente lleguen.
Más que someterse a los términos de un posible acuerdo de paz, varios miembros del ELN pueden escoger desertar y continuar ejerciendo las lucrativas actividades criminales que han sostenido al grupo por décadas.
Esta dinámica puede verse exacerbada si los disidentes se unen a los desertores de la guerrilla más grande del país, Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – FARC, que recientemente ha firmado un acuerdo final de paz con el gobierno. A pesar de la firma de tal acuerdo, varias facciones de las FARC se han desprendido del acuerdo negándose a participar en el escenario de la implementación del mismo.
Reportes previos han sugerido que algunas unidades de las FARC han entregando el control de economías criminales al ELN. Es posible que la colaboración entre estas guerrillas primas – y en particular entre desertores de ambos grupos – pueda profundizarse a medida que el proceso de paz con el ELN avance.