Venezuela ha desplegado tropas en su frontera y pidió entablar conversaciones para abordar la crisis con Colombia, tras un ataque contra sus fuerzas de seguridad que provocó protestas relacionadas con el contrabando y los grupos armados en la región fronteriza.
El 19 de agosto, un tiroteo en el estado fronterizo venezolano de Táchira dejó como resultado un civil y tres soldados venezolanos heridos.
Según el gobernador de Táchira, José Vielma Mora, el enfrentamiento tuvo lugar después de que los soldados interceptaran a contrabandistas que llevaban productos a Colombia, informó El Espectador. Sin embargo, el presidente venezolano Nicolás Maduro dijo que a los soldados les dispararon por la espalda, en un ataque distintivo de los paramilitares colombianos.
Como respuesta a este hecho violento, el gobierno venezolano desplegó más de 1.500 soldados para cerrar los cruces fronterizos entre la ciudad colombiana de Cúcuta y San Antonio y Ureña en Venezuela, informó La Nación. Tras la medida unilateral, que ha generado controversia en Colombia, se citó a una reunión de emergencia entre los ministros de relaciones exteriores de los dos países para discutir la crisis, informó El Espectador.
Las tensiones entre los países se incrementaron por comentarios adicionales de Maduro, quien lanzó furiosos comentarios contra la “plaga paramilitar colombiana” que "se está tomando Venezuela".
Análisis de InSight Crime
El contrabando es una actividad criminal altamente lucrativa en la frontera entre Colombia y Venezuela, donde los contrabandistas se benefician de los controles de precios y del mercado negro de divisas en Venezuela para obtener enormes ganancias comerciando bienes básicos.
El gobierno venezolano ha cerrado las fronteras temporalmente en otras ocasiones con el fin de frenar el flujo de contrabando, pero la imparable inflación en Venezuela ha hecho que el incentivo económico que genera este comercio no sólo se haya mantenido sino que además se haya vuelto más atractivo cada día.
El contrabando es una fuente importante de ingresos para los grupos híbridos de paramilitares y criminales colombianos conocidos como Bacrim (acrónimo de "bandas criminales") que operan en la región fronteriza, cobrando “impuestos” y controlando las rutas de contrabando.
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Es posible, y de hecho es probable, que tales grupos neoparamilitares hayan estado tras el ataque contra el ejército venezolano, y que las Bacrim sean en efecto una genuina amenaza para Venezuela, donde tienen una creciente presencia.
Sin embargo, a pesar de sus raíces paramilitares, las Bacrim se parecen poco al espectro del terrorismo paramilitar, que tenía móviles políticos, y que se ha convertido en el chivo expiatorio extranjero de Maduro. Si bien Maduro acusa regularmente a los grupos paramilitares colombianos de conspirar con sus enemigos para desestabilizar a su gobierno, en realidad es muy poco probable que estos grupos tengan algún interés en la política venezolana, por lo menos mientras sigan fluyendo las ganancias del contrabando, las drogas y la extorsión.