Dos grupos de autodefensa en el atribulado estado mexicano de Guerrero se han acusado mutuamente de participar en el crimen organizado, lo cual ilustra la complejidad del crimen en el epicentro de la heroína en el país.
La Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) y el Frente Unido por la Seguridad y Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG) han sido rivales en el estado sureño, pero sus relaciones están en sus “momentos más tensos”, informó Milenio.
Los dos grupos supuestamente luchan por el control de parte de la Carretera Federal 95, también conocida como la Autopista de la heroína, que conecta a la violenta ciudad turística de Acapulco con la capital del estado, Chilpancingo y finalmente con la Ciudad de México. Ambos grupos mantienen puestos de control a lo largo del tramo de la carretera que va de Petaquillas a Xaltianguis, según el informe de Milenio.
Bruno Plácido, uno de los dirigentes de la UPOEG, afirma que el FUSDEG está presionando para que algunos miembros de la pandilla de drogas Los Ardillos —que ejerce un gran poder en el estado— obtengan puestos en las asambleas comunitarias que controlan a algunos municipios.
Salvador Alanís, cabecilla de la FUSDEG, dice que la UPOEG ha formado su propio cartel, llamado Sur Sierra Unida, dedicado a la producción de amapola. El líder de FUSDEG dice que el grupo rival mantiene vínculos con la Familia Michoacana y el Cartel de Jalisco Nueva Generación.
Héctor Astudillo Flores, el gobernador de Guerrero, señaló a finales de octubre que el creciente conflicto entre los dos grupos (con frecuencia responsable de tiroteos y muertes en diferentes lugares del estado) podría convertirse en un problema de seguridad que requeriría la intervención del estado, pero no precisó cuándo y ni cómo ocurriría eso.
“El gobernador debe, por supuesto, tener el timing, para saber cuándo actuar y yo creo que hay dos rutas”, comentó en un informe de Prensa Libre.
Astudillo dijo que una de esas rutas consiste en “la pacificación a través del diálogo (para) controlar las pasiones, los resentimientos, las querellas, los agravios y que no se genere más violencia de la que han generado”.
La otra, dijo, “es el tema del desarme... [una ruta] que requiere mucha más prudencia y responsabilidad”.
Análisis de InSight Crime
El conflicto entre los dos grupos armados —antiguos aliados supuestamente dedicados a la protección de las comunidades asediadas de Guerrero— muestra que todos los actores sociales se ven afectados por la ilegalidad, la criminalidad y la impunidad que caracteriza a uno de los estados más violentos de México.
Más de la mitad de la heroína que se produce en México se origina en las montañas de Guerrero, y una gran parte en “jardines” clandestinos al cuidado de humildes agricultores que no disponen de muchas otras opciones. Dado que el mercado de la heroína en Estados Unidos ha experimentado un auge, lo mismo ha ocurrido con el negocio de la heroína en Guerrero, y se estima que el número de grupos criminales que compiten por una parte de dicho mercado asciende a los 50. Es difícil incluso para las organizaciones más bienintencionadas resistir las luchas desencadenadas por tales fuerzas del mercado. Astudillo incluso ha propuesto legalizar el comercio de amapola en el estado, como un medio para reducir la violencia y la corrupción que lo ha asolado durante años.
VEA TAMBIÉN: Cobertura sobre autodefensas en México
El secuestro masivo de 43 estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa, en la pequeña ciudad de Iguala, provocó la condena de todo el mundo, pero es sólo el ejemplo más visible de los asesinatos y desapariciones que suceden casi a diario en Guerrero a manos de grupos criminales y funcionarios corruptos.
Si en efecto los grupos de autodefensa están cooperando con otras bandas criminales, o produciendo y traficando amapola y sus derivados, entonces estarían siguiendo una tendencia cínica que quizá no se revertirá si en Estados Unidos no disminuye la demanda de las sustancias ilícitas relacionadas en gran parte con la violencia en la región.