Las autoridades en Costa Rica arrestaron a un exoficial de policía como sospechoso de custodiar un gran cargamento de cocaína, lo que indica que los criminales costarricenses han adoptado una estrategia común en el resto de la región: usar protección estatal para facilitar sus actividades criminales.
José Fabio Pizarro, director de la Policía Nacional de Costa Rica, conocida como Fuerza Pública, entre 2007 y 2008, fue arrestado el 21 de junio junto con otros tres hombres presuntamente por el cuidado de un cargamento de 237 kilos de cocaína, informó CRHoy.
Pizarro también es investigado bajo sospecha de que mientras ejercía la dirección de la Fuerza Pública creó un grupo de vigilancia, que luego resultó estar vinculado a organizaciones narcotraficantes mexicanas, según una nota separada del 22 de junio en CRHoy.
La "Patrulla 1856" se autodenominaba un grupo de autodefensa creado a nombre de la soberanía nacional. Dirigido por Pizarro, el objetivo del grupo era supuestamente velar por la soberanía de Costa Rica en el conflicto con Nicaragua en la región fronteriza cerca de Isla Portillos, en el noreste.
Sin embargo, en lugar de eso, se cree que el grupo vendía servicios de logística y seguridad a organizaciones narcotraficantes que movían el producto a través de Costa Rica, según CRHoy.
Pizarro se relacionó con el negocio de la droga por primera vez en 2009 luego de que fuera el primero en llegar al lugar donde se estrelló un helicóptero del que se rumoraba que transportaba 380 kilos de cocaína, informó Costa Rica Star. Nunca se hallaron los narcóticos y antes de la llegada de la policía se retiró la tecnología GPS del helicóptero.
Análisis de InSight Crime
La complicidad estatal es crucial para el buen funcionamiento de las organizaciones narcotraficantes, un fenómeno que ha sido especialmente notorio en Centroamérica. Sin embargo, Costa Rica ha sido por tradición menos propensa que algunos de sus vecinos a la corrupción. Las nuevas capturas, combinadas con otra evidencia, indican que esto puede estar cambiando.
El rol de Costa Rica en el negocio internacional de la droga ha evolucionado en los últimos años. En 2013, las autoridades desmantelaron una red de tráfico de cocaína entre Colombia y Bélgica, que presuntamente era dirigida por ciudadanos costarricenses. Se acusó a dos agentes de policía de ayudar en la operación. Y en 2016, una investigación de dos años de duración terminó con la desarticulación de una red de narcotráfico ligada al cartel mexicano de Sinaloa, que decomisó 3 toneladas de estupefacientes y US$1,7 millones. El cabecilla de la red supuestamente intentó sobornar a los agentes de policía para que lo dejaran huir.
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Con la importancia que cobra Costa Rica para los traficantes centroamericanos, también aumentan los incentivos para que los operadores criminales corrompan a los agentes del gobierno. Y dados los planes del país de desplegar en las calles más de 1.000 nuevos agentes de policía poco entrenados, es posible que los grupos criminales busquen sacar provecho de la débil selección de esos agentes.