Una reciente incautación de cocaína en Perú ha demostrado que los grupos del crimen organizado han comenzado a utilizar nuevas rutas y estrategias para traficar drogas, con el fin de evadir a las autoridades.
El pasado 1 de junio, las autoridades peruanas incautaron 474 kilogramos de cocaína ocultos en un cargamento que contenía 1.234 bolas de algodón. Al parecer, el cargamento se dirigía al puerto de Abidján, Costa de Marfil. Un ciudadano ecuatoriano y seis peruanos fueron detenidos durante la operación.
Según fuentes del Departamento de Acciones Tácticas Antidrogas (DEPOTAD) consultadas por La República, los narcotraficantes llevan inicialmente la cocaína producida y refinada en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) a ciertos puntos de almacenamiento en el departamento de Piura, para finalmente llevarlos al puerto de Paita, que queda cerca de allí, o más hacia el norte, a Ecuador.
Pero para llevar la cocaína a los puntos de almacenamiento, los traficantes utilizan lo que las autoridades han llamado el "plan hormiga". En esencia, este consiste en transportar cocaína en pequeñas cantidades durante varios días, para evitar ser detectados por las autoridades.
"Los traficantes llevan las drogas poco a poco para no ser descubiertos y pasar como transportistas comunes", le dijo un funcionario del DEPOTAD a La República.
Para llegar a acumular una tonelada de cocaína en los sitios de almacenamiento secretos, los grupos criminales se pueden demorar hasta 15 días, después de los cuales el cargamento es enviado a los puntos de salida del país.
Análisis de InSight Crime
El hecho de que, como lo indican los informes, los narcotraficantes estén transportando cantidades más pequeñas de droga, durante largos períodos de tiempo ,para traficar estupefacientes dentro de Perú permite suponer que los grupos criminales han adoptado tácticas sofisticadas que podrían hacer más difícil detener sus operaciones.
La estrategia de transportar más cargas de menores cantidades ha sido utilizada por los contrabandistas que llevan armas de Estados Unidos a México. Se sabe que los compradores de estas redes adquieren pequeñas cantidades de armas a diversos vendedores distribuidos en un territorio extenso y luego las reúnen todas para luego hacer el envío. Esta estrategia permite evitar que las autoridades "aten cabos" y descubran a las organizaciones criminales detrás de estos cargamentos en pequeña escala.
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La reciente incautación de drogas en Perú también indica un cambio importante en cuanto a los puntos de salida preferidos por los narcotraficantes.
Como InSight Crime lo ha observado previamente, se estima que el 80 por ciento de los cargamentos de cocaína peruanos salen de la ciudad puerto de Callao, cerca de Lima, mientras que el 20 por ciento restante sale de Paita. Es difícil establecer si la reciente incautación estaría relacionada con un cambio sustancial en esta dinámica, pero Paita parece ser cada vez más atractiva para los traficantes, principalmente porque los chequeos y controles en el puerto noroccidental son comparativamente menos estrictos que en el Callao.
"Es muy difícil que [las autoridades] revisen todos los productos que van en los cargamentos", dijo Beltrán Córdova, director del DEPOTAD, en el informe de La República.