Las autoridades de Guatemala capturaron a dos hombres acusados de pertenecer a una red criminal que robó una serie de pinturas del artista Tomás de Merlo, lo cual ofrece una excepcional oportunidad para dar una mirada al multimillonario comercio ilegal de arte.
Los hombres fueron arrestados el 24 de febrero como parte de una investigación sobre el robo de pinturas de una iglesia en la ciudad colonial de Antigua. El robo tuvo lugar en febrero del año pasado, cuando hombres armados entraron en la iglesia en el momento en que la estaban cerrando y ataron al sacristán, informó Prensa Libre.
Las autoridades creen que la banda robó las pinturas obedeciendo órdenes, pues seleccionaron una serie de seis obras que corresponden a la Pasión de Cristo, del artista del siglo XVIII Tomás de Merlo (ver abajo "La coronación de espinas", y "La piedad" al final del artículo), pero dejaron algunas otras obras y objetos de valor patrimonial, informó elPeriódico.
Cada una de las pinturas tiene un valor aproximado de US$300.000, aunque algunos expertos afirman que ésta es una cifra conservadora, informó Revue.
Durante las redadas para detener a los hombres, los fiscales descubrieron uniformes de la policía y varias pinturas, pero no encontraron las obras de Merlo, las cuales creen que ya han sido traficadas al exterior. Los detenidos son acusados de pertenecer a una banda que roba viviendas y obras religiosas, en ocasiones vistiendo como oficiales de la policía y haciéndose pasar por investigadores, informó elPeriódico.
Análisis de InSight Crime
Si bien el robo de arte y de artefactos culturales raramente atrae los mismos niveles de atención que crímenes como el tráfico de drogas y armas, es un comercio con un valor anual de hasta US$6,3 mil millones, según estimaciones de un informe realizado por el Centro para la Política Internacional en 2011.
El robo de obras de arte y antigüedades ha afectado a una serie de países de la región, como Perú, Ecuador, Colombia y México, donde los hurtos incluyen desde pinturas hasta momias de 700 años de antigüedad, que son traficadas y vendidas en el mercado negro.
A pesar de que muchas de las redes criminales que roban y trafican dichos bienes culturales están compuestas por especialistas que mantienen contacto con coleccionistas acaudalados, también existe evidencia que sugiere una superposición de esta actividad con el tráfico de drogas y el lavado de dinero, e incluso la participación de redes de crimen organizado. En algunos casos, las obras de arte robadas también son utilizadas como garantía en los negocios de armas y drogas.