La reciente extradición de un prominente narcotraficante pone fin a la familia criminal de los Lorenzana, considerada alguna vez como una de las más importantes de Guatemala.
El 30 de abril, la Fuerza Aérea de Guatemala entregó a Elio Alexander Lorenzana Cordón a las autoridades de Estados Unidos, donde enfrenta cargos por narcotráfico en una corte de Nueva York, informaron medios locales.
Elio Lorenzana es hijo del infame narcotraficante guatemalteco Waldemar Lorenzana Lima, alias “El Patriarca”. Según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, la familia Lorenzana manejaba en Guatemala los cargamentos de cocaína provenientes de Colombia y con destino a México, a nombre del Cartel de Sinaloa. Se sospecha que la familia también trabajaba con el grupo criminal mexicano de Los Zetas.
Elio Lorenzana y su padre fueron capturados en 2011. Waldemar fue extraditado a Estados Unidos en marzo de 2014, mientras que el hermano de Elio, también llamado Waldemar, fue extraditado por cargos de narcotráfico en noviembre de ese mismo año.
Antes de los arrestos, el clan Lorenzana supuestamente traficó grandes cantidades de drogas a través de Guatemala durante al menos dos décadas, y recibía protección gracias a sus nexos con las élites políticas locales y las fuerzas de seguridad.
Análisis de Insight Crime
Con la extradición de Elio, ahora las autoridades estadounidenses tienen al centro de operación de tráfico de los Lorenzana bajo su custodia.
Otros hijos del Patriarca —Haroldo, Ubaldino y Marta Julia— siguen en libertad, pero son buscados por las autoridades. La pérdida de su padre y de sus importantes conexiones con ciertas élites —así como el aumento de la presión del gobierno de Guatemala sobre los narcotraficantes— crea unas condiciones extremadamente difíciles para los miembros restantes del clan Lorenzana.
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Las perspectivas para los Lorenzana que se encuentran en custodia de Estados Unidos también son sombrías. El Patriarca ya se ha declarado culpable de los cargos de tráfico de drogas. Cualquier esperanza de indulgencia depende del pronóstico de un informe pendiente que determinará si él sufre de Alzheimer. De cualquier manera, es probable que este hombre de 76 años de edad pase el resto de su vida en prisión. Por su parte, el destino de Elio y Waldemar probablemente dependa de cuánto estén dispuestos a cooperar con las autoridades estadounidenses, algo que al parecer su padre ya hace.