El director de la comisión federal electoral de Brasil ha advertido que los grupos criminales están tratando de influir en la política local en la segunda ciudad más grande del país, utilizando la coerción económica en combinación con acciones violentas.
El 8 de septiembre, Gilmar Mendes, presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil, expresó su preocupación por una serie de asesinatos motivados políticamente en el área de Río de Janeiro, así como por los indicios de que los grupos criminales están financiando las campañas políticas locales.
“Nos preocupa que el crimen organizado participe en la financiación de las elecciones y tememos que también esté organizado políticamente. Esto debe ser objeto de preocupación de todas las autoridades”, comentó Mendes en un informe de EBC, el servicio de noticias estatal de Brasil.
Según la Policía Civil de Río de Janeiro, en los últimos nueve meses en la zona se han presentado unos doce asesinatos por motivos políticos, entre los que se encuentra el homicidio de varios candidatos para puestos en las elecciones municipales programadas para el 2 de octubre.
Mendes le ha pedido a la Policía Federal que investigue los asesinatos de políticos en vísperas de las elecciones. Varios de estos asesinatos se han relacionado con grupos criminales conocidos como “milicias”, involucradas en disputas por el robo de petróleo en Río de Janeiro.
InSight Crime ha informado previamente sobre vínculos entre las milicias —organizaciones de autodefensa formadas por miembros activos y en retiro de los servicios de seguridad del Estado, así como por civiles— y políticos en la zona de Río.
Además de su participación en actividades ilícitas como la extorsión y el robo de petróleo, los agentes del Estado han colaborado a veces con las milicias, o bien les han dado su apoyo tácito, pues las consideran un “mal menor” que las bandas de narcotraficantes. Esto ha favorecido el control que las milicias tienen sobre los barrios de Río, especialmente en la zona oeste, donde se ha informado que algunas milicias han establecido relaciones de cooperación con los narcotraficantes.
Análisis de InSight Crime
Aunque la iniciativa bandera de seguridad en Río de Janeiro, conocida como “pacificación”, ha llevado a algunas mejoras en la seguridad ciudadana, la reciente serie de asesinatos políticos, junto con las advertencias de Mendes acerca de que hay dineros criminales en la financiación de las elecciones, indica que las milicias y otros grupos criminales siguen teniendo una influencia significativa en la ciudad.
VEA TAMBIÉN: Cobertura sobre Milicias de Brasil
Como otros grupos criminales en todo el continente americano, parece que las milicias de Río se han dado cuenta de que la influencia sobre la política local puede ser un valioso recurso para continuar sus actividades criminales. Como una fuente anónima le dijo recientemente a El País, “Cuando se habla de política, se habla de poder, se habla de dinero. Las milicias no temen a la policía, pero sí le temen a la política y saben que es la única manera de perpetuarse a sí mismas”.
Varios expertos han argumentado que acabar con la influencia política de grupos criminales como las milicias requerirá más que la mera tarea de arrestar y enjuiciar a sus miembros. El Estado debe crear instituciones que puedan proporcionar seguridad y bienes y servicios básicos a los ciudadanos en las comunidades marginadas, con el fin de evitar que los grupos criminales ganen legitimidad apoderándose de estas funciones gubernamentales básicas.