Las autoridades de Colombia han comenzado con el proceso de incautación de activos vinculados a una red de fraude que malversó más de US$1 mil millones de las autoridades fiscales, sacando a la luz los significativos ingresos criminales generados por los delitos financieros de cuello blanco.
Los fiscales han estado rastreando cuentas bancarias, declaraciones de impuestos y propiedades de las 59 personas que han sido implicadas hasta el momento, en un caso que vio a los estafadores crear falsas empresas y forjar facturas de exportación con el fin de reclamar declaraciones de impuestos de renta, informó El Espectador. Se estima que la malversación de fondos le ha costado a la oficina de impuestos de Colombia (DIAN) alrededor de US$1,5 mil millones.
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Las primeras incautaciones han estado centradas en cuatro de las 13 personas que ya han sido condenadas por el delito, entre ellas Sandra Liliana Rojas -una socia clave de la cabecilla de la red Blahca Jazmín Becerra, quien fue sentenciada a 26 años de prisión en 2012- y tres funcionarios de la DIAN.
Sólo de Becerra, las autoridades han incautado 15 propiedades, entre ellas tres oficinas y 12 estacionamientos. La Fiscalía General ha comenzado a inspeccionar propiedades en todo el país para lograr más confiscaciones, incluyendo residencias, bodegas e incluso una mina de piedra caliza, valorada en más de US$ 25 millones. Mientras tanto, los fiscales siguen trabajando para rastrear fondos que den lugar a la incautación de más activos, tanto adentro como afuera de Colombia.
Las acciones contra otros los presuntos miembros de la red, entre ellos altos funcionarios de la DIAN y representantes legales de las empresas que han tenido deducciones fiscales, sigue en curso.
Análisis de InSight Crime
Mientras que la violencia y el drama asociado con el tráfico de drogas capta todos los titulares, como este caso demuestra, los delitos financieros de bajo perfil pueden ser igual de lucrativos, y también le puede costar miles de millones en pérdidas de ingresos al Estado.
En Colombia, este tipo de fraudes están lejos de ser poco comunes, y ya se han presentado numerosos casos de delincuentes de cuello blanco que defraudan a las instituciones del Estado e incluso a sus propios empleados.
Como lo demuestra la red creada por Becerra, el éxito de ellas depende no sólo del conocimiento de cómo manipular sistemas financieros sino también de la corrupción –un fraude de tal magnitud ciertamente no habría pasado desapercibido por tanto tiempo si no hubiera sido facilitado y encubierto por personal interno de la oficina de impuestos.