Un nuevo informe arroja luz sobre la millonaria campaña de la industria farmacéutica estadounidense en un esfuerzo por detener las medidas de salud pública que buscaban restringir la prescripción desenfrenada de opioides, que fueron la causa indirecta de la epidemia de heroína en Estados Unidos y la letal bonanza de producción de heroína en México.
La investigación del Centro para la Integridad Pública y Associated Press halló que las farmacéuticas emplean "cientos de lobistas y millones de dólares en aportes a campañas políticas que les ayuden a suprimir o debilitar las medidas" dirigidas a poner fin a la crisis de abuso de drogas "que ha costado las vidas de 165.000 estadounidenses y han empujado a incontables más a una agobiante adicción".
Cuando los defensores de la salud pública —algunos de los cuales habían perdido hijos por sobredosis— rindieron testimonio en audiencias de la legislatura estatal sobre la necesidad de regular opioides farmacéuticos, como OxyContin, Vicodin y fentanilo, los grupos de presión de la industria fueron puerta a puerta a los parlamentos de los estados en un esfuerzo por invalidar las propuestas mediante conversaciones individuales con los representantes.
El informe investigativo señala que las empresas gastan más de US$880 millones de 2006 a 2015 en la campaña de lobby y en aportes a campañas, "más de ocho veces lo que la formidable presión por armas registró en actividades similares durante el mismo periodo". El doctor Andrew Kolodny, defensor de la reforma sobre los opioides, comentó a los investigadores que las farmacéuticas y sus cabilderos "están recogiendo enormes ganancias de la prescripción agresiva".
Los grupos de reforma conformados por las familias de jóvenes muertos a causa de los opioides gastaron cerca de US$4 millones en todo el país entre 2006 y 2015, señala el informe. Hace notar que la venta de opioides vendidos con fórmula médica se cuadruplicó de 1999 a 2010 "y que las muertes por sobredosis crecieron al mismo ritmo".
La segunda entrega del informe de investigación señala que el Centro Estadounidense para el Control de Enfermedades (CDC) lleva 15 años rastreando un alza abrupta en sobredosis con analgésicos, "a la que ha seguido un repunte similar en muertes por heroína". La CDC comenzó a llamar epidemia a la tendencia de los analgésicos en 2011.
El informe se basa en evidencia anecdótica para ilustrar la conexión entre opioides prescritos y consumo de heroína, y cita ejemplos de adolescentes a los que se prescribió opioides después de sufrir lesiones deportivas y desarrollaron adicciones. Al agotarse su fórmula, recurrieron al mercado negro en busca de las pastillas y eventualmente a la heroína, que es más económica, y eventualmente murieron por sobredosis de heroína. (Ver el video abajo)
Análisis de InSight Crime
El codirector de InSight Crime Steven Dudley citó el aumento en la prescripción de opioides como un factor que contribuye al incremento del consumo de heroína en Estados Unidos en un testimonio rendido en mayo de 2016 ante el subcomité de Relaciones Exteriores del Senado para el hemisferio occidental sobre los carteles mexicanos de la droga. Dudley declaró que el mercado estadounidense para la heroína se estimaba en alrededor de US$27 mil millones en 2014, y que la cifra de consumidores del narcótico se ha más que duplicado desde comienzos de los años 2000.
"Las organizaciones criminales mexicanas, guatemaltecas y colombianas han reaccionado a estos cambios produciendo más heroína", señaló Dudley a los senadores.
Citó cálculos de la Administración para el Control de Drogas (DEA) sobre la producción mexicana de amapola, ingrediente bruto para la producción de heroína, que estiman el incremento de 10.500 hectáreas en 2012 a 17.000 hectáreas en 2014, lo cual da a los grupos criminales el potencial de producir 42 toneladas, más que las 26 toneladas de 2012. (pdf)
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La violencia generada por esos grupos y la respuesta del gobierno mexicano contra ellos produjo alrededor de 33.000 muertes en 2015, cifra superior a la cuota de muertos en países devastados por la guerra, como Irak y Afganistán, según el Índice Global de Paz 2016. Al considerar la pertinencia de las restricciones a la prescripción de la medicación contra el dolor, los legisladores estadounidenses deberían tener en cuenta el daño colateral causado por el abuso de opioides a ambos lados de la frontera.