Un reciente informe sugiere que el papel de México en la producción y el tráfico de metanfetaminas a Estados Unidos sigue creciendo, y plantea que los grupos delictivos latinoamericanos están diversificando sus portafolios criminales para responder a las demandas del mercado.
Según un informe (pdf) de Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), un organismo independiente encargado de supervisar los acuerdos de las Naciones Unidas en materia de drogas, las autoridades mexicanas incautaron más de 19 toneladas de metanfetaminas en 2014, los que significa un aumento del 34 por ciento con respecto al año anterior. Las autoridades también descubrieron 131 laboratorios de metanfetamina, la mayoría de los cuales se encontraban en los estados de Guerrero, Michoacán y Sinaloa.
Además, el informe señala que las incautaciones de metanfetamina en la frontera con Estados Unidos se han "incrementado por un factor de tres desde el año 2009". Como respuesta, los métodos de tráfico de los grupos criminales mexicanos se han vuelto cada vez más sofisticados, con el fin de evitar ser detectados. La metanfetamina está siendo diluida cada vez más en un líquido disolvente, lo que hace que la droga sea más difícil de detectar, según la JIFE.
Análisis de InSight Crime
El informe de la JIFE llama la atención sobre la adaptabilidad y flexibilidad de los grupos criminales de México para responder a los cambios en los mercados de consumo de drogas. Los grupos criminales han recurrido durante mucho tiempo a la producción de drogas ilícitas, como la cocaína y la marihuana, para abastecer el grande y lucrativo mercado de consumidores de Estados Unidos. Pero el consumo de cocaína en Estados Unidos se ha reducido en 50 por ciento, y el ablandamiento de las leyes estadounidenses sobre la marihuana parece estar generando una disminución en la demanda por la marihuana cultivada al sur de la frontera.
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En respuesta a estos cambios, los grupos criminales mexicanos han aumentado su papel en el comercio de metanfetamina en los últimos años para compensar algunas de las pérdidas ocasionadas por la disminución del consumo de cocaína en Estados Unidos. Además, los grupos narcotraficantes han pasado de cultivar marihuana a cultivar amapola para poder satisfacer la creciente demanda de heroína en Estados Unidos.
Por otro lado, hay indicios de que los grupos criminales en otras partes de Latinoamérica están aprovechando el aumento del consumo de drogas sintéticas en gran parte de la región. El año pasado, las autoridades colombianas desmantelaron la que podría ser la primera red de tráfico internacional de drogas a gran escala, en tanto la producción de drogas sintéticas ha crecido en países como Argentina y Guatemala.