Redes criminales transnacionales en Latinoamérica hacen aparentemente un promedio de US$550.000 al día vendiendo celulares robados, lo que evidencia las ganancias que se pueden obtener de un comercio al parecer cada vez más sofisticado.
Un informe del cuerpo internacional de policía Interpol, al cual tuvo acceso El Comercio, arroja luz sobre las redes que operan en la región, las cuales trafican teléfonos por vía aérea o por vía terrestre entre países latinoamericanos como Perú, Colombia, Venezuela, Chile, Ecuador, Brasil y México.
Actualmente hay 14 millones de teléfonos celulares cuyos IMEIs (un número único que identifica cada teléfono) se encuentran en una lista de teléfonos robados, tan sólo en los países andinos de Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia, según Fabián Jaramillo, superintendente de telecomunicaciones de Ecuador. De éstos, cuatro millones son de Ecuador.
Los teléfonos celulares robados para la venta en Ecuador son a menudo traficados desde Perú y Colombia. Según la policía, a su llegada, los teléfonos robados se almacenan, su IMEI se cambia y las denuncias de robo son eliminadas. Los teléfonos se venden entonces tanto a negocios legítimos como ilegítimos.
La policía dice que es más fácil cambiar el IMEI de los teléfonos Android en Ecuador, mientras que el cambio de código de identificación de los Blackberries y teléfonos Nokia usualmente se hace en Colombia.
El año pasado, el Servicio Nacional de Aduanas del Ecuador (SENAE) al parecer incautó US$2,5 millones en ganancias por la venta de teléfonos celulares.
Análisis de InSight Crime
El evidente ámbito geográfico del comercio de celulares en Suramérica indica que las operaciones de estas redes implican cierto nivel de sofisticación. El robo de teléfonos celulares es un crimen callejero extremadamente común -representando el 40 por ciento de robos personales en Ecuador, entre enero y agosto de 2013- pero el tráfico transnacional de la mercancía requiere numerosos contactos en diferentes eslabones de la cadena.
Según la Interpol, esta cadena tiene cinco componentes principales: el agresor, el técnico que modifica el IMEI, la persona que ingresa al país sin pagar impuestos por la mercancía, el vendedor y el cliente.
Mientras que los teléfonos robados en las calles de las naciones suramericanas a menudo entran en el mercado negro de ese mismo país, el tráfico transnacional parece ser un fenómeno en crecimiento y evolución. También puede ser más fácil para los grupos criminales poner una fachada de legitimidad en las ventas en países vecinos, dependiendo del sistema operativo del teléfono celular.
El comercio se ha convertido en un problema importante en los países de Latinoamérica donde los teléfonos son robados y traficados. En la ciudad capital de Colombia, Bogotá, un teléfono es robado cada dos minutos, según los informes, y muchos de los robos son fatales.