El jefe de la agencia de comercialización de coca en Bolivia ha sido arrestado por cargos de corrupción, en un golpe a la campaña del presidente Evo Morales para convencer a la comunidad internacional de que Bolivia puede equilibrar efectivamente un mercado legal de la coca con los esfuerzos antinarcóticos.
El 7 de octubre, las autoridades bolivianas arrestaron al jefe de la Dirección de la Hoja de Coca e Industrialización (Digcoin), Luis Cutipa, por cargos de extorsión, abuso de poder y negligencia, informó La Razón.
Cutipa, el alto funcionario del gobierno encargado de monitorear y controlar el transporte y venta legal de la hoja de coca, está acusado de desviar a sus familiares 45 toneladas de hoja de coca incautada por el gobierno. Esta hoja de coca, avaluada en unos US$2,6 millones, había sido incautada por las autoridades y se supone que debía haber sido destruida. En cambio, los fiscales dicen que fue enviada a las hermanas de Cutipa en el departamento (provincia) de Santa Cruz, un notorio epicentro del narcotráfico.
Según el fiscal general de Bolivia, Cutipa también ganó más de US$500.000 ilegalmente luego de doblar el precio de la renovación de licencias para los vendedores de hoja de coca en 2008.
Análisis de InSight Crime
El escándalo es un revés para el presidente boliviano Evo Morales y su campaña de "Coca sí, cocaína no", que tiene como objetivo persuadir a la comunidad internacional a aceptar la producción legal de coca.
La campaña no sólo se basa en la distinción entre la hoja de coca y la cocaína, sino también en asegurar a la comunidad internacional de que la producción legal de coca no dará lugar a un auge en el cultivo ilegal de cultivos destinados al comercio de cocaína.
En este sentido, Bolivia ha tenido un éxito con resultados mixtos. Los cultivos de coca se han reducido durante dos años consecutivos; no obstante, el mismo Cutipa estimó previamente que hasta un 20 por ciento de las cerca de 20.000 hectáreas de coca legal que crecen anualmente, es desviado hacia el narcotráfico.
Las políticas a favor de la coca en Bolivia han aumentado constantemente la tensión con Estados Unidos, que cerró su oficina antinarcóticos en Bolivia en mayo de 2013. Morales también ha chocado con las organizaciones internacionales que monitorean la coca, llegando incluso a retirarse en 2012 de la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961. Bolivia volvió a unirse a la Convención en 2013 luego de obtener una exención que permite el consumo tradicional de hoja de coca en el país.
Aunque la decisión de la ONU fue vista ampliamente como una victoria de Bolivia, la sostenibilidad de la posición de Bolivia depende de su capacidad para demostrar su compromiso con la lucha contra la producción ilegal de coca. Casos como el arresto de Cutipa, que resaltan la corrupción en el seno de las instituciones de coca legales del estado, pueden comprometer seriamente a Morales en su intento de convencer a la comunidad internacional de que Bolivia es capaz de mantener el equilibrio necesario para lograr tener un mercado legal de la coca, al tiempo que aborda eficazmente la producción ilegal.