El líder de una pandilla armada en Haití ha amenazado con tomar venganza si tres jóvenes "inocentes" detenidos la semana pasada no son liberados, resaltando el poder que tienen los grupos armados vinculados al crimen organizado sobre el frágil Estado.
Pepage Pierre, alias "Ti Sam", descrito por la fuente de noticias de Haití como el líder de los "rebeldes" en la ciudad de Curtis, dijo a los periodistas que estaba presentando un ultimátum a raíz de la detención de los tres jóvenes por parte de la nueva Unidad de Mantenimiento del Orden (UDMO) de la policía, informó Haití Libre.
"Si las autoridades de Petit- Goave no liberan a estos jóvenes, seremos más feroces que bin Laden", dijo Pierre. "¿Por qué las fuerzas del orden público optan por detener a inocentes cuando nos conocen y saben dónde estamos?"
Si la amenaza no era escuchada, el grupo de Pierre comenzaría a disparar en contra de quienquiera que cruzara cualquiera de las principales carreteras de la isla, dijo.
Análisis de InSight Crime
Mientras que organizaciones como la dirigida por Ti Sam se describen a sí mismas como fuerzas "rebeldes", en la realidad la situación es mucho más compleja. Este tipo de grupos operan más como pandillas armadas que mezclan criminalidad, política y acción social en diversos grados.
Según un estudio realizado por la organización no gubernamental, Humanitarian Action in Situations Other than War (HASOW), las pandillas se pueden dividir en cuatro categorías: las pandillas urbanas, que a veces tienen motivaciones políticas y a menudo son financiadas por empresarios locales y mezclan crímenes como la extorsión y el contrabando con el trabajo social y la organización de la comunidad; los grupos dirigidos por ex miembros de las fuerzas armadas de Haití, que han continuado operando como actores armados desde que el ejército se retiró en 1995; los ejércitos privados, que a menudo se cruzan con empresas privadas de seguridad y ofrecen servicios en áreas tales como el narcotráfico, la extorsión y acciones contra los sindicatos, al igual que la seguridad; y las redes criminales, que a menudo están vinculadas a las familias ricas y poderosas, y están involucradas en los negocios legales e ilegales en áreas como la importación y exportación, el tráfico de armas y drogas, trata de personas, juegos de azar, préstamos de dinero, esquemas de protección y el lavado de dinero.
Con un Estado debilitado, estos grupos armados se han convertido en actores poderosos en la sociedad haitiana, con un pie tanto el mundo legal como en el ilegal. También son empleados con frecuencia por la élite de poder del país, especialmente los políticos y los partidos políticos. Esto puede haber sido el caso en Petit- Goave, donde el diputado local, Jacques Stevenson Thimoleon, ha sido acusado de tener una relación con la pandilla de Ti Sam y otros que operan en la zona, según señaló Haití Libre. Stevenson ha negado estas acusaciones.