En Argentina, el juicio por el asesinato de un exguerrillero colombiano que luego se volvió un importante narcotraficante puede que haya dejado más preguntas que respuestas, pero ha demostrado que los narcotraficantes colombianos se han expandido en Argentina, llevando consigo sus venganzas personales.
En abril de 2012, Héctor Saldarriaga, alias "El Mojarro", fue asesinado a balazos en un exclusivo barrio de Buenos Aires, y el delito fue relacionado inmediatamente con el hampa colombiano.
Tres años más tarde, los fiscales están pidiendo cadena perpetua para el hombre detenido por el asesinato. Sin embargo, la defensa pide su absolución, alegando que él es simplemente un chivo expiatorio, informó Clarín.
El asesinato ha sido relacionado durante mucho tiempo con el encarcelado narcotraficante colombiano Daniel "El Loco" Barrera, a quien Saldarriaga supuestamente sirvió como jefe de sicarios y hombre de confianza. Sin embargo, en sus pesquisas los investigadores dieron con Emmanuel Aristimuño, un argentino de 25 años que compró la moto utilizada para cometer el asesinato.
Durante el juicio, Aristimuño dijo que compró la motocicleta para un misterioso grupo de colombianos que, según él, se le acercaron en un bar y le pagaron para comprarla y entregársela, informó La Nación. Aristimuño afirma que esa fue toda su participación, pero los fiscales alegan que se trata de un sicario al servicio de capos del narcotráfico colombianos.
Análisis de InSight Crime
Independientemente de que Aristimuño sea culpable de asesinato o no, no hay duda de que el complot para asesinar a El Mojarro implica más que a un joven argentino, y que hasta el momento los autores intelectuales del crimen han logrado evadir a la justicia.
Saldarriaga tuvo una larga historia en el hampa colombiano. Fue inicialmente guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y más tarde estableció alianzas con líderes de grupos paramilitares colombianos, para luego volverse una figura líder en la organización de El Loco Barrera, a quien le ayudó a establecer un imperio criminal trasnacional en el este de Colombia.
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Sin embargo, según informes de medios colombianos, Barrera intentó asesinar a Saldarriaga en 2011, después de que ambos se pelearon por un cargamento de cocaína. Saldarriaga huyó entonces a Argentina, donde continuó la disputa proveyendo a las autoridades con información sobre las redes de Barrera, según le dijeron funcionarios de inteligencia colombianos a El Espectador. Tanto los investigadores colombianos como los argentinos creen que fue la red de Barrera la que finalmente dio con él en Buenos Aires.
Saldarriaga no es el único gran narcotraficante colombiano que ha huido a Argentina, país que en años recientes se ha ganado la reputación de refugio de criminales. Quizá la presencia de estos narcotraficantes exiliados haya contribuido a la emergencia de Argentina como una zona importante para el tránsito de droga, ya que muchos han usado al país como base para establecer nuevas rutas de la droga (como al parecer lo hizo Saldarriaga) o para lavar ganancias del narcotráfico.