En solo tres meses dos informes de inteligencia de Colombia muestran contradicciones en el número de disidencias de las FARC y su expansión, sin embargo, parecen coincidir en que hay un crecimiento de este grupo criminal. ¿Está de verdad aumentando el grupo criminal y sabe el Estado colombiano a lo que se enfrenta?
De acuerdo a un informe de inteligencia conocido por la casa editorial El Tiempo, 1.749 exguerrilleros de las Fuerzas Armada Revolucionarias de Colombia (FARC), estarían ahora conformando las disidencias y habrían abandonado el Proceso de Paz.
El reporte, que habría sido presentado por el Ministerio de Defensa en el Congreso, admite que hay, en efecto, un crecimiento de las disidencias, ya que, tras la firma del acuerdo, solo 400 combatientes habrían quedado por fuera y se habrían declarado como Disidencias.
No obstante, otro informe de inteligencia revelado en octubre de este año, parece contradecir el último y dice que se trata entre 2.500 y 3.000 integrantes de las disidencias de las FARC que hacen presencia en 10 departamentos. En el mismo sentido, el informe conocido en diciembre, asegura que son 19 departamentos, pero menos disidentes.
En otras palabras, el Ministerio de Justicia parece no tener claro cuántos exmilicianos hay y dónde podrían estar, ya que sus informes se contradicen rotundamente.
Aunque parece no ser claro el número de combatientes de la extinta guerrilla que estarían volviendo a armarse, ambos datos de inteligencia reflejan la preocupación por los movimiento del grupo, ya que de los más de 7.000 que entregaron sus armas en el proceso de desmovilización, cerca de 2.000 habrían vuelto y aún representan una amenaza para la seguridad nacional.
Por otra parte, según el mismo reporte de El Tiempo, a la fecha, más de 7.200 personas delinquen en los diferentes grupos criminales reconocidos por Estado colombiano, siendo el Ejército de Liberación Nacional (ELN), con más de 2.206 hombres, el enemigo número uno para el gobierno de turno.
Análisis de InSight Crime
El descontento y la falta de oportunidades serían algunas de las razones que podrían impulsar a los ex miembros de las FARC a volver a las raíces criminales de esa extinta guerrilla. Lo cual podría explicar el crecimiento de las disidencias.
El reciclaje de violencia y el aumento de excombatientes en las filas de nuevos grupos, puede ser consecuencia de los incumplimientos o modificaciones en los acuerdos de paz en La Habana y la falta de protección de los desmovilizados, a quienes en algunos casos se les ha perseguido.
Por otra parte, el tráfico de cocaína con carteles internacionales y el contrabando de bienes hacia Venezuela, resulta ser una opción viable como forma de subsistencia, debido a su trayectoria en el mercado criminal.
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Esta relación con Venezuela y la tolerancia que el gobierno de Nicolás Maduro tiene con los miembros de estas organizaciones criminales ha convertido a Venezuela en un refugio donde pueden continuar desarrollando sus actividades, a tal punto que las disidencias ya estarían —junto a los otros grupos criminales colombianos— organizándose para definir rutas y llegar a acuerdos de trabajo, como ocurrió con la reciente reunión entre algunos de sus cabecillas y el ELN en Apure.
Al mismo tiempo, al gobierno colombiano le resulta complejo mantener un control y registro del crecimiento o debilitamiento de estos estos grupos, si se tiene en cuenta que no es posible medir el accionar o crecimiento de los grupos criminales desde la frontera con Venezuela hacia adentro, debido a las complicadas relaciones diplomáticas en las que se encuentran ambas naciones, con una ausencia absoluta de cooperación binacional.