Las autoridades mexicanas capturaron al jefe de una organización criminal secundaria en la ciudad costera de Acapulco, pero es poco probable que su arresto mejore la situación de seguridad en la ciudad más violenta del país.
El 10 de marzo, la policía mexicana capturó a Víctor Aguirre Garzón, alias "El Gordo", líder del Cartel Independiente de Acapulco (CIDA), en la ciudad portuaria de Progreso, en el estado sureño de Yucatán, informó la red de noticias SIPSE. Aguirre Garzón fue capturado sin disparar un solo tiro y fue llevado a la Ciudad de México al finalizar el día, informó Milenio.
En una entrevista radial, el secretario de Gobernación de México, Miguel Ángel Osorio Chong, afirmó que Aguirre Garzón era quien "dirigía todo en Acapulco" y que "es de los [criminales] que tenían al puerto y al municipio en vilo en el tema de violencia, de inseguridad", informó Milenio. Se cree que Aguirre Garzón se había desempeñado como policía federal y que es primo del exgobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, informó Excelsior.
Según Milenio, Aguirre Garzón asumió el liderazgo del CIDA en febrero de 2013, tras la detención de su entonces jefe, Ricardo Reza García, alias "El Reza".
Análisis de InSight Crime
La captura de Aguirre Garzón representa otro gran éxito para los funcionarios de seguridad mexicanos, tras la captura de dos capos de alto perfil en las últimas semanas. Sin embargo, es poco probable que la violencia disminuya en Acapulco, ciudad que registró la mayor tasa de homicidios en México el año pasado. Aguirre Garzón fue un actor secundario en el hampa mexicano, si se compara con el recién detenido líder de los Caballeros Templarios, "La Tuta", o con el jefe de Los Zetas, alias "Z42". Sin embargo, su captura podría desatar luchas internas similares por quién asumirá el liderazgo del grupo criminal con base en Acapulco. Algo similar ocurrió en el pasado, tras el arresto del exjefe del CIDA, Moisés Montero Álvarez, alias "El Coreano", en 2011, lo cual, según las autoridades, desató una ola de asesinatos en la ciudad turística.
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Por lo menos desde 2005, tanto el Cartel de Sinaloa como Los Zetas han reclamado el control de Acapulco, un punto de entrada clave para la cocaína traficada desde Suramérica. La Organización Beltrán Leyva (OBL) también llegó a contar con una fuerte presencia en la ciudad. Sin embargo, la detención y el asesinato de varios líderes de la OBL fomentaron la aparición de numerosos grupos disidentes entre 2010 y 2011. Estos grupos incluyeron al CIDA, así como al Cartel del Pacífico Sur.
Actualmente también hay varios grupos de autodefensas en Acapulco, los cuales se formaron con el objetivo expreso de mejorar la grave situación de seguridad en la ciudad. Este tipo de grupos también ha surgido en el cercano y asediado estado de Michoacán, pero a pesar de que el gobierno acordó incorporar a algunos de ellos en una Fuerza Rural patrocinada por el Estado, en ocasiones las autodefensas han actuado más como una fuente que como un impedimento de la violencia en el suroeste de México.