El más poderoso y temido de los grupos narco-paramilitares de Colombia –Los Gaitanistas– ha pedido el reconocimiento político y la inclusión en las conversaciones de paz, en una declaración que sugiere que los líderes del grupo están planeando una estrategia de salida.

Usando el nombre oficial del grupo, las “Autodefensa Gaitanistas de Colombia”, Los Gaitanistas, también conocidos como Clan del Golfo, Urabeños y Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), emitieron un comunicado en el que elogiaron las actuales conversaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero dijeron que no habría una paz duradera mientras ellos no fueran parte del proceso.

Las AGC pidieron el reconocimiento como el “tercer actor” en el conflicto de Colombia, etiquetándose a sí mismos como un grupo de resistencia civil armada. Con “Siete mil hombres en armas, con presencia en todo el territorio nacional no podemos ser ignorados.”, se lee en el comunicado.

El grupo también negó cualquier participación en el narcotráfico, mas allá de cobrarles “impuestos” a los productores en las zonas en las que operan, y criticó a las autoridades colombianas de corrupción, la cual identificaron como el “principal problema” del país. También negó las acusaciones de que el grupo esté relacionado con el llamado “ejército anti-restitución de tierras” y elogió al gobierno por su iniciativa para restituir las tierras robadas a los desplazados.

En el comunicado, el grupo también criticó el proceso de paz con la organización paramilitar que le dio vida, las Fuerzas de Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y criticó específicamente al expresidente Álvaro Uribe, tanto por su papel en la desmovilización de las AUC como por su oposición a las actuales conversaciones de paz.

Análisis de InSight Crime

Esta no es la primera vez que las AGC han empleado la retórica política en sus comunicados públicos, pero es la primera vez que el grupo ha mostrado su deseo de colaborar con el gobierno como un actor político. Detrás de esta movida inesperada puede existir una estrategia diseñada por los líderes que buscan retirarse del mundo criminal en sus propios términos.

En los últimos años, las AGC se han expandido rápidamente por todo el país y se han posicionado para convertirse en la fuerza dominante del crimen organizado colombiano. No obstante, también se ha observado una constante pérdida de importantes líderes, como Francisco Morelo Peñata, alias “El Negro Sarley”; Henry de Jesús López, alias “Mi Sangre”; y varios miembros del clan dominante del grupo: los Úsuga; y es posible que el comando central sienta como se les cierra el cerco.

En este caso, también pueden estar buscando negociar una salida bajo las condiciones más favorables posibles. La última generación de líderes de sus rivales, los Rastrojos, se retiró de manera similar justo en la cúspide de poder del grupo. Sin embargo, mientras que los líderes de los Rastrojos negociaron su rendición como narcotraficantes, parece que las AGC están recurriendo a una estrategia empleada por los Rastrojos originales, quienes intentaron hacer pasar su narco-ejército como una unidad de las AUC para reclamar los beneficios de la desmovilización.

El plan fracasó, y dada la abrumadora evidencia de que las AGC son una fuerza criminal y no política, es probable que esta última movida tampoco sea exitosa.