Las autoridades de Rio de Janeiro han identificado las zonas de la segunda ciudad más grande de Brasil que se encuentran bajo el control de organizaciones criminales, lo que puede permitir un mejor direccionamiento de recursos para el control del crimen en medio de la creciente inseguridad de la ciudad.
Un documento clasificado del organismo de seguridad del estado de Rio de Janeiro, cuyo contenido conoció Extra, identifica y delimita 843 zonas en control de grupos armados. Estas zonas incluyen no solo los barrios marginados que se conocen como "favelas", sino también zonas residenciales y algunas propiedades específicas y calles de la ciudad.
El mapeo fue realizado entre 2015 y 2016 por analistas del Instituto de Seguridad Pública (ISP), con base en datos recolectados por la policía militar, el servicio de inteligencia del estado y Disque-Denúncia, una línea de ayuda que recoge denuncias de delitos.
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Cada una de las zonas incluidas en el mapa es "un perímetro en el que grupos criminales actúan abiertamente, circulan con frecuencia portando armas y cometiendo crímenes, como el tráfico de drogas", declaró a Extra Luciano de Lima Gonçalves, geógrafo y analista del ISP, quien participó en la preparación del mapa.
De Lima Gonçalves señaló que usó este mapeo de datos para analizar la relación entre las muertes violentas y las zonas controladas por el crimen organizado en el estado de Rio de Janeiro. Los detalles del estudio, como los presentó Extra, no precisan si el mapa halló esa correlación e InSight Crime no logró obtener de manera inmediata el documento original del estudio.
Pero un estudio publicado en 2016 por el Instituto Igarapé, centro de pensamiento con sede en Rio, indica que la relación entre grupos criminales y muertes violentas es compleja y puede variar según el contexto. Por ejemplo, las tasas de homicidios pueden aumentar con la presencia de grupos criminales por las disputas territoriales o por intentos de mantener el control sobre una población. Pero un control relativamente estable de una zona bajo un grupo criminal o treguas informales entre grupos pueden reducir los índices de violencia.
Análisis de InSight Crime
Los expertos dicen que este tipo de mapeo basado en datos puede ayudar a las autoridades a enfocar sus recursos en las áreas más afectadas por el crimen organizado, una práctica que suele llamarse vigilancia de "puntos calientes". Pero para que este tipo de estrategia tenga éxito, las autoridades deberán identificar y dar solución a los riesgos y necesidades específicos de estas comunidades, más que simplemente ocuparlos con fuerza militarizada.
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Los intentos anteriores de implementar vigilancia de "puntos calientes" en Rio de Janeiro fueron realizados por las "Unidades de Policía Pacificadora" (UPP), las cuales demostraron que la estrategia de mano dura no es efectiva a largo plazo para proteger áreas controladas por el crimen. El fracaso del programa de UPP se derivó del hecho de que empleó despliegues de ejército y policía, muchas veces asociados con abusos contra miembros de las comunidades y no complementó esas ocupaciones con programas sociales y económicos que ayudaran a resolver las causas subyacentes a los crímenes violentos.
Estudiar las zonas donde operan los grupos criminales puede ser un paso en la dirección correcta para mejorar la capacidad de Rio de Janeiro de atacar los puntos calientes de la delincuencia en medio del deterioro de la situación de seguridad. Pero las limitaciones en los recursos de seguridad como resultado de la crisis presupuestaria de la ciudad pueden entorpecer la capacidad de las autoridades para tratar estas zonas, o para distanciarse de la dependencia en las estrategias de militarización.