Las pandillas callejeras centroamericanas han establecido una presencia en España y reciben órdenes de sus contrapartes en Honduras y El Salvador, según el gobierno español, lo que se suma a los temores de que estas "maras" pueden llegar a ser auténticos actores criminales transnacionales.
Según un informe del gobierno obtenido por el diario español La Razón, las pandillas de Barrio 18 y MS13 –conocidas como "maras"– han estado presentes en España desde 2005 y podrían utilizar la frágil situación económica del país para expandirse.
El informe se refiere a las células establecidas en España como "pseudo-maras", y señala que están formadas por miembros de las pandillas que han huido de las políticas de línea dura del gobierno de El Salvador y Honduras, conocidas como "mano dura", y que ahora están tratando de expandirse territorialmente desde su nueva ubicación.
Hasta ahora, en gran parte, las pandillas han estado involucradas en actos aislados, incluyendo delitos contra la propiedad, violencia con armas blancas y enfrentamientos entre ellas, señala el informe, pero el criminalista Ricardo Magaz dijo que “cada vez son más y más violentas" y han comenzado a beneficiarse de la distribución local de droga.
La socióloga Laura Etcharren dijo que las maras también habían comenzado a asociarse con narcotraficantes para mover el producto a través de España –un punto de partida para la cocaína que se distribuye en Europa– y que los grupos representaban una "fusión entre la delincuencia local y 'importada'".
Análisis de InSight Crime
Tanto el Barrio 18 como la MS13 tienen células que se extienden desde Centroamérica hasta Canadá. Estados Unidos sancionó recientemente a seis líderes de la MS13 por cargos que incluyen narcotráfico internacional, y el año pasado designó a la pandilla como una organización criminal transnacional.
No obstante, según lo observado por InSight Crime, esta categorización es cuestionable ya que gran parte de la actividad de la pandilla sigue siendo local. Las diferentes células, o "clicas", controlan territorio y cobran cuotas de extorsión a los residentes y negocios locales. Mientras que ciertas clicas son contratadas para ayudar a los narcotraficantes transnacionales, y por lo general no han llevado a cabo en el pasado –con algunas excepciones–operaciones, o han sido en sí mismas narcotraficantes.
No obstante, sí se da la comunicación transfronteriza entre clicas de las maras, como lo demuestran los intentos de las maras hondureñas de replicar la tregua entre las pandillas de El Salvador, y por numerosos ejemplos de maras en Estados Unidas que coordinan actividades con sus homólogas centroamericanas.
El establecimiento de clicas españolas que mantienen contacto con las pandillas centroamericanas, junto con reportes de que están involucradas en el narcotráfico, podrían ser señal de que las maras se están convirtiendo en organizaciones verdaderamente transnacionales. Sin embargo, por el momento parece que los factores sociales y económicos son los que están impulsando la migración, y no una estrategia criminal planeada, y sus objetivos criminales siguen siendo controlados por los locales.