Panamá continúa en la lucha por enfrentar la considerable presencia de pandillas activas en el país, lo que ha llevado al presidente Juan Carlos Varela a pedir cooperación internacional para combatir el crimen organizado.
El Ministerio Público de Panamá anunció que hay al menos 204 pandillas activas en el país, y Nathaniel Murgas —director de la fiscalía del gobierno contra la delincuencia organizada— afirmó que 12 de ellas fueron desmanteladas en 2014, informó La Prensa.
En lo que va de 2015 se han realizado tres operaciones antipandillas, que han dejado como resultado 200 personas detenidas. A pesar de esto, entre 2013 y 2015 ningún pandillero fue condenado ni encarcelado, informó Panama On.
La procuradora panameña anunció recientemente que este año se creará una fiscalía antipandillas, con el fin de descongestionar las cortes y acelerar los procesos judiciales.
Análisis de InSight Crime
Los desafíos presentados por las pandillas de Panamá no son nada nuevo, y la procuradora general ha resaltado el lastre judicial y financiero que durante tantos años ha significado combatir este flagelo. El presidente panameño también hizo énfasis en esta problemática durante un discurso en la Cumbre Transpacífico celebrada durante tres días en Cartagena, Colombia, donde pidió un aumento de la cooperación internacional para luchar contra el crimen organizado.
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Este hecho se ha agravado por la presencia de grupos del crimen organizado transnacional —como los carteles mexicanos y las Bacrim (acrónimo de “bandas criminales) colombianas— que han sido sorprendidos realizando operaciones en Panamá. Al parecer, estos grupos contratan a pandillas locales para que presten sus servicios como transportadores de drogas y les pagan en efectivo, drogas o armas. Algunas pandillas de Panamá también estarían dirigiendo “oficinas de cobro” o células criminales involucradas en operaciones de narcotráfico transnacional.
Desde su llegada al poder, el presidente Varela ha desarrollado novedosas medidas para enfrentar la amenaza de las pandillas, como ofrecer capacitación laboral a los pandilleros u otorgarles amnistía para sacarlos de las actividades criminales. Panamá destinó el 7,4 por ciento de su PIB de 2013 para combatir la violencia.
A pesar de esto, el crecimiento de las pandillas panameñas y su cada vez mayor participación en el narcotráfico regional es un ejemplo de cómo las pandillas callejeras pueden dar el paso hacia el crimen organizado si cuentan con las condiciones apropiadas para ello (en el caso panameño, estas condiciones son su ubicación geográfica, la debilidad institucional y la corrupción).
Dado el importante papel de Panamá en el narcotráfico transnacional —y la creciente participación de las pandillas locales—, las preocupaciones del presidente Varela y la solicitud de ayuda a la comunidad internacional para luchar contra este flagelo están completamente justificadas.