Los cultivadores de coca en el occidente de Bolivia han exigido al gobierno detener la erradicación y la reclasificación de sus cosechas como "legales", evidenciando el delicado acto de equilibrio requerido por el Presidente Evo Morales si quiere que su política de "coca sí, cocaína no" tenga éxito.
Durante la última semana, los cocaleros han protagonizado bloqueos de carreteras en el norte del departamento de La Paz, en protesta contra los esfuerzos de erradicación del gobierno, los cuales se iniciaron a finales de mayo.
Bajo ley 1008, del régimen de la coca y sustancias controladas en Bolivia, cinco zonas de cultivo en la provincia de Bautista Saavedra están clasificadas como "zonas de producción excedentaria en transición" y deben ser destruidas. Los cocaleros argumentan que, por el contrario, las áreas son zonas de cultivo tradicional y son anteriores a la ley, y que por lo tanto deben ser clasificadas como parte de los cultivos legales de coca en Bolivia, informó La Razón.
El sindicato de productores de coca locales dijo que continuaría el bloqueo para evitar la erradicación y planea lanzar protestas contra la política del gobierno.
Análisis de InSight Crime
Actualmente, Bolivia permite el cultivo legal de coca en 20.000 hectáreas y ha intensificado sus esfuerzos por erradicar el resto de los cultivos del país, como parte de las políticas del Presidente Evo Morales para diferenciar la hoja de coca de la cocaína.
Para el gobierno de Morales, la política presenta graves problemas logísticos enpara determinar cuáles cultivos se deben considerar como legales y cuáles como ilegales - un proceso que a veces es probable que sea bastante arbitrario, debido a las dificultades en la clasificación de las plantaciones y la necesidad de no superar el número de hectáreas legales.
El presidente también está caminando sobre una cuerda floja, en términos políticos, a medida que intenta probar que el país es capaz de hacer frente al narcotráfico sin la ayuda de Estados Unidos - que ha dejado de cooperar con Bolivia en las operaciones antinarcóticos de cualquier manera significativa - mientras que al mismo tiempo trata de mantener el apoyo político de los cocaleros, que representan una parte significativa de su base política.
La política ya ha dado lugar a protestas y enfrentamientos violentos con las fuerzas de seguridad.