Más de 100 policías venezolanos han sido asesinados en el área metropolitana de Caracas en lo que va corrido de este año, lo que ha llevado a una falta de voluntad para desplegar unidades durante la noche; por otra parte, el deterioro de la confianza en el sistema de justicia penal ha llevado a una ola de linchamientos.
Con el asesinato del detective de la policía Ramón José Vegas el 20 de octubre, ya son 112 los oficiales asesinados en Caracas durante 2015, según El Universal. Al parecer, diez de las víctimas pertenecían a la unidad de investigaciones de la policía de Venezuela, CICPC (Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas). En cinco de los casos, los crímenes fueron cometidos con el fin de robarles las armas a los oficiales, según informó El Universal.
Por otro lado, una ola de linchamientos se ha extendido por Venezuela. En las últimas semanas se han presentado linchamientos casi a diario, informó la agencia de noticias española EFE. Sin embargo, es difícil determinar si los linchamientos en Venezuela están aumentando porque, según EFE, ninguna agencia del gobierno cuenta con estadísticas sobre este fenómeno.
Análisis de InSight Crime
El elevado número de policías muertos en Caracas y la reciente ola de linchamientos son síntomas de que la crisis de seguridad empeora en Venezuela. Las fuerzas de seguridad son cada vez más el blanco de grupos criminales que buscan obtener sus armas, y numerosas estaciones de policía han sufrido ataques con granadas en el último mes.
Como resultado, los policías han señalado que se sienten amenazados y que realizan sólo el trabajo mínimo requerido para combatir la delincuencia mientras patrullan. En un trabajo de campo reciente, InSight Crime descubrió que muchas áreas de Caracas quedan desiertas al anochecer, por lo que los civiles deben valerse por sí mismos para defenderse contra cualquier potencial agresor.
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Teniendo en cuenta el estado crítico de las fuerzas de policía venezolanas, no es de extrañar que los ciudadanos hayan recurrido a una justicia de autodefensa. Los linchamientos reflejan el debilitamiento de la confianza en el sistema de justicia penal de Venezuela para proporcionar seguridad pública e investigar los crímenes. Los ciudadanos también sospechan profundamente de las fuerzas de seguridad; en una encuesta reciente, el 67 por ciento de los encuestados dijo que creen que los policías y militares les están vendiendo armas a los grupos del crimen organizado.
El aumento en la actividad criminal también ha provocado la disminución de la seguridad en el país. Según la ONG Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), la tasa de homicidios de Venezuela subió a 82 asesinatos por cada 100.000 habitantes el año pasado, la tasa más alta desde por lo menos finales de 1990. Si es verdad, esto haría de Venezuela uno de los países más peligrosos del mundo. Sin embargo, la falta de datos oficiales sobre los crímenes hace difícil determinar la amplitud de la crisis de seguridad.
Además de los problemas económicos en Venezuela, las cuestiones de seguridad serán un factor decisivo en las elecciones legislativas de diciembre, en la cuales el bloque político socialista, actualmente en el gobierno, corre el riesgo de perder la mayoría en la Asamblea Nacional por primera vez desde el año 2000, dos años después de que Hugo Chávez fuera elegido presidente para su primer mandato.