Las autoridades de Brasil han atribuido al grupo criminal PCC las casi cuatro toneladas de cocaína con destino internacional que fueron incautadas en un importante puerto del país, en una nueva señal de la expansión de la organización y de su creciente influencia.
El 31 de marzo, la Policía Federal de Brasil arrestó a 23 personas e incautó vehículos, armas, más de US$ 317.000 en billetes de euro, y más de 3,7 toneladas de cocaína en el Puerto de Santos, ubicado a 70 km al sureste de la ciudad de São Paulo, informó G1 Globo. Esta es una de las incautaciones más grandes hechas en el puerto más activo de Latinoamérica.
La policía dice que el Primer Comando Capital (PCC), participó en el esquema de contrabando, haciendo de este el primer caso con evidencias que vinculan al grupo con el tráfico transcontinental de drogas, informó Veja. Como parte del esquema se traficó cocaína desde Bolivia y Paraguay hasta São Paulo; el PCC era el responsable de ubicar las drogas en los contenedores destinados a Europa, Cuba y África.
El comisario de la policía Reinaldo Sperandio, dijo que ningún funcionario del puerto fue implicado en la operación de tráfico durante sus investigaciones, que comenzaron en 2013, como parte de dos grandes operaciones llamadas Overseas y Hulk, informó G1 Globo.
Análisis de InSight Crime
Durante los últimos años, el PCC ha venido ampliado constantemente su influencia en el mundo del hampa, más allá de su base en São Paulo, donde fue creado por presos en los años noventa. Se estima que el grupo actualmente opera en al menos 21 de los 27 estados de Brasil, ganando por lo menos US $ 2,5 millones de dólares al mes por medio de actividades ilícitas y el control de las rutas de tráfico entre Brasil, Bolivia y Paraguay.
Ahora parece que el PCC podría estar expandiéndose más allá del tráfico regional y local de drogas entrando en este negocio mundial de cocaína, lo que proporciona todavía más evidencias más de su creciente poder.
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En los últimos años, Brasil se ha convertido en un punto de partida importante para la cocaína enviada a Europa, a menudo a través de África occidental, donde una mezcla de fronteras porosas, corrupción endémica y las lenguas compartidas en algunas naciones, ha hecho de la región un punto de transbordo cada vez más popular, así como una base operacional, para los grupos criminales latinoamericanos.
A pesar de que Sperandio declare lo contrario, es muy poco probable un cargamento de cocaína de casi cuatro toneladas haya entrado al puerto sin la cooperación de empleados corruptos en la instalación.