El presidente de México Enrique Peña Nieto ha reiterado que desaprueba la legalización de la marihuana en el país, preparando así un debate que podría sentar un precedente clave en las políticas de drogas en toda Latinoamérica.
"Claramente he expresado en distintos espacios, de forma categórica, cuál es mi posición personal: No estoy en favor del consumo ni de la legalización de la marihuana", afirmó el presidente en la inauguración de un nuevo programa de atención a la infancia el 2 de diciembre, informó Proceso.
Los comentarios de Peña Nieto salieron al aire el mismo día que el secretario de gobierno, Miguel Ángel Osorio Chong, anunció una revisión a la legislación sobre la marihuana en un debate en tres ejes que se iniciará en enero de 2016. El debate incluirá foros con expertos, académicos y el público general, y el análisis de experiencias similares en otros países.
En sus comentarios, Peña Nieto sostuvo que la legalización no ayudará a la lucha contra el narcotráfico, y cuestionó si en la lucha contra el crimen vale la pena poner en riesgo la salud de los niños. El presidente usó una anécdota personal para sustentar su punto de vista, describiendo cómo sus hijos se acercaron a él y a su esposa preguntando si esto "¿quiere decir que pronto, entonces, nos vamos a poder echar un churro aquí delante de ustedes?"
Peña Nieto añadió que, pese a lo anterior, está en favor de un debate que analice los posibles usos de la marihuana, entre ellos los medicinales.
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No es la primera vez que Peña Nieto rechaza abiertamente la legalización de la marihuana; a comienzos de noviembre declaró que estaba convencido de que la marihuana es una droga puente a sustancias más dañinas. Su declaración se dio días después de que la Corte Suprema de México abriera la puerta a la posibilidad de la legalización al autorizar a cuatro personas el cultivo y la posesión de marihuana para consumo personal.
Actualmente en México es ilegal producir y vender marihuana con fines comerciales, aunque en 2009 se despenalizó el consumo de la droga con fines recreativos y la posesión de menos de cinco gramos de marihuana.
Análisis de InSight Crime
Los pasos que dé México para legalizar la marihuana pueden tener eco en todas las Américas.
Está allanado el terreno para un debate sobre drogas en 2016 entre las cortes de México y la administración de Peña Nieto, quienes se encuentran a orillas diferentes en lo referente a la política de drogas —aunque Peña Nieto ha afirmado que respetará la reciente decisión de la Corte Suprema—. La opinión popular, sin embargo, parece estar del lado del poder ejecutivo. Una encuesta reciente, realizada por El Universal, reveló que el 66 por ciento de los encuestados se oponen a la legalización de la marihuana, aunque el 63 por ciento apoya un debate sobre el tema.
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El desenlace de este debate en México puede influir en la discusión de alcance regional sobre la política de drogas. Por ejemplo, Colombia analiza la legalización de la marihuana para uso médico o científico, y Brasil está estudiando la despenalización de ciertas drogas, emulando políticas ya vigentes en Argentina, Chile, Colombia y Venezuela.
Aunque Uruguay sentó un precedente en 2013 al legalizar la producción y el consumo de la marihuana, México es un país mucho más grande con un rol crucial y altamente publicitado en la guerra contra las drogas. No cabe duda de que si México da pasos hacia una política de drogas más liberal, otros países pueden verse animados a considerar con mayor seriedad un viraje en la misma dirección.