En los próximos días, el gobierno mexicano comenzará a implementar programas sociales en todo el país como parte de su estrategia de prevención de la violencia – la otra cara de las políticas de seguridad del presidente Enrique Peña Nieto.

El Programa Nacional de Prevención Social de la Violencia, cuenta con un presupuesto de US$200 millones que el gobierno invertirá en 80 municipios de 57 zonas identificadas como las más afectadas por la violencia relacionada al narcotráfico en México, informó El País.

El objetivo del programa es hacer frente a las principales causas del crimen organizado, teniendo como objetivo las comunidades vulnerables, a través de programas sociales y la inversión en la regeneración urbana.

Cada área tendrá programas hechos a su medida, diseñados por las autoridades locales que trabajan con la Subsecretaría de Prevención. Estos estarán enfocados, sobre todo, en las necesidades de las mujeres y los jóvenes.

No obstante, la época para iniciar los programas, dos meses antes de las elecciones locales, ha generado preocupaciones de que los políticos locales puedan desviar los fondos destinados a estos programas sociales, informó Animal Político.

Análisis de InSight Crime

La implementación del programa de prevención se produce en un momento en que hay señales de que el gobierno de Peña Nieto está volviéndose hacia un enfoque más militarista de la lucha contra el crimen organizado, con el despliegue de miles de soldados en Michoacán, en un movimiento que hace recordar a su muy criticado predecesor Felipe Calderón.

Peña Nieto ha insistido reiteradamente que sus políticas de seguridad son notablemente diferentes a las de Calderón y pueden ayudar a controlar la violencia desatada por Calderón, cuando declaró la guerra a los carteles de la droga en México. Políticamente, el programa de prevención es una oportunidad clave para diferenciar su administración de la anterior, ya que cualquier intento para hacer frente a las causas sociales subyacentes, que contribuyen a crear un ambiente ideal para que el crimen organizado prospere, deben ser bienvenidos.

Sin embargo, para tener éxito, el programa requiere una inversión constante, a largo plazo, y puede ser difícil ver los beneficios en los primeros años. Esto deja al país vulnerable a las consideraciones políticas a corto plazo, lo que podría dificultar su eficacia.