Un hombre salvadoreño que vendió migrantes ilegales al grupo criminal de México, los Zetas, por US$800 cada uno, ha sido condenado a cuatro años de cárcel, en un caso que arroja luces sobre el funcionamiento de la cadena de tráfico de personas.
Un tribunal regional encontró culpable a José Ricardo Urías, por tráfico de personas, informó La Prensa Gráfica. Él será encarcelado en su país natal de El Salvador.
Urías, según reveló el caso, cobraba US$4.500 por persona para el asegurar su paso a Estados Unidos, dijo el periódico. Esta comisión se dividía en tres partes, dijeron los fiscales: la primera cuota pagada en El Salvador, la segunda en México y el resto cuando los migrantes cruzaban la frontera hacia Estados Unidos.
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No obstante, Urías también hacía parte de una red que llevaba a los migrantes a través de Guatemala, y luego los vendía a los Zetas a su llegada a México por US$800 cada uno. Una de las víctimas relató que fue entregada y, después, obligada por la organización mexicana a cruzar la frontera con Estados Unidos a través del Río Grande llevando sacos de marihuana. El migrante se vio obligado a hacer la travesía en dos ocasiones, mientras que los miembros del grupo exigían dinero a sus familiares en Estados Unidos a cambio de su entrega segura.
Análisis de InSight Crime
El tráfico y la trata de personas típicamente involucran una compleja cadena de diferentes compradores, vendedores y facilitadores para la “compra” y explotación de personas. Este caso ilustra algunos de los enlaces: el migrante dispuesto a pagar grandes sumas de dinero con la esperanza de una nueva vida en el extranjero, el "coyote" local encargado de coordinar ese viaje, los contactos que facilitan el transporte a través de un país vecino y los contactos criminales que extorsionan a las familias de las víctimas.
Aún más, ilustra lo fácil que es para los migrantes desesperados ser víctimas de la trata, una vez empiezan el viaje, dejando sus vidas en manos de personas cuyos incentivos son exclusivamente financieros.
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El poder ejercido por las organizaciones criminales mexicanas dentro de sus fronteras, junto con los altos beneficios que hay en juego, les ha llevado a incursionar en el tráfico y la trata de personas. Los Zetas han sido particularmente agresivos, en parte debido a su modelo territorial en el que participan de alguna forma de todas las actividades criminales en sus áreas de operación.
Secuestrar o comprar migrantes y obligarlos a llevar a cabo operaciones criminales se ha vuelto parte de su modus operandi.