La ministra de Relaciones Exteriores de Venezuela ha afirmado ante las Naciones Unidas que su país no tiene un problema endémico de narcotráfico —a pesar de la abrumadora evidencia de que el país se ha convertido en un importante punto de transbordo de drogas—.
El pasado 21 de abril, la ministra de Relaciones Exteriores, Delcy Rodríguez, se dirigió a la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGASS por sus iniciales en inglés) en relación con el problema de las drogas a nivel mundial, para hacer declaraciones en las que defendió el éxito del plan nacional de lucha contra las drogas, informó El Universal.
“Nosotros, desde Venezuela, en los últimos años y bajo la conducción de la Revolución Bolivariana, podemos decir sin duda alguna que no somos un país productor ni tenemos endémicamente un problema de tráfico de droga”, dijo Rodríguez.
La canciller Rodríguez dijo además que Venezuela tampoco es un país consumidor de drogas y que en el país no se lavan dineros del narcotráfico. Agregó que Venezuela ha avanzado en un plan de lucha contra las drogas que se centra en los “seres humanos”, así como en el respeto de sus derechos democráticos y humanos.
Análisis de InSight Crime
Si bien Venezuela no es un gran productor de drogas, los comentarios de la ministra de Relaciones Exteriores sobre el papel del país en el narcotráfico contrastan fuertemente con una amplia gama de evidencias que sugieren que Venezuela es un importante punto de transbordo de drogas.
El Informe sobre la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos, publicado por el Departamento de Estado de Estados Unidos en 2015, caracteriza a Venezuela como una de las rutas preferidas por los traficantes de la región, debido a su “porosa frontera occidental con Colombia, su débil sistema judicial, su esporádica cooperación con las operaciones antinarcóticos internacionales y su ambiente permisivo y corrupto”.
Las rutas de tráfico terrestre a través de la frontera con Colombia permiten el ingreso de cocaína a Venezuela para el consumo interno y la distribución internacional. Venezuela es un punto de despegue de vuelos ilícitos, creando un puente aéreo para los cargamentos de droga hacia Centroamérica, el Caribe y Estados Unidos, así como a Europa y África occidental.
Además de las bandas criminales y los grupos armados colombianos que operan en las regiones fronterizas, también se cree que miembros corruptos de las fuerzas de seguridad de Venezuela participan activamente en el comercio de drogas en el país, facilitando los cruces fronterizos y la salida de vuelos ilícitos. Esta permisiva red de las fuerzas de seguridad se conoce como el Cartel de los Soles, haciendo referencia a las insignias en forma de sol en los uniformes de los generales del ejército.
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En el año 2015, en Venezuela se presentaron una serie de acusaciones de narcotráfico contra altos funcionarios del gobierno, lo cual incluye los intentos del Departamento de Justicia de Estados Unidos de acusar a varios oficiales militares de alto rango. Varias detenciones, y los esfuerzos por enjuiciar a miembros de seguridad de niveles inferiores, también ponen de relieve el grado en el que el narcotráfico parece estar presente en todos los niveles de las fuerzas de seguridad.