La visita que rindieron los secretarios de Estado y de Seguridad Nacional de Estados Unidos a México parece un intento de suavizar las tensiones entre ambos países, pero sus declaraciones en contravía con comentarios anteriores del presidente de Estados Unidos no son buen augurio para la futura cooperación en materia de seguridad.
En una conferencia de prensa ofrecida el 23 de febrero, el jefe del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kelly contradijo abiertamente los comentarios de su presidente sobre la militarización de las deportaciones en Estados Unidos, durante una visita diplomática a México, informó el New York Times.
Antes en la misma semana, el presidente Donald Trump se había ufanado de que el aumento en las deportaciones de migrantes indocumentados en el marco de una nueva política de mano dura equivalía a "un operativo militar". Pero al lado del secretario de estado de Estados Unidos Rex Tillerson en su visita, Kelly declaró que no habría participación del ejército estadounidense y que no habría deportaciones en masa.
Kelly también insistió en que la política se implementaría en términos humanitarios y dentro del marco de los límites de las leyes estadounidenses. Una declaración conjunta de los dos secretarios de Estados Unidos el 23 de febrero subrayó la importancia de mantener la cooperación estrecha entre México y Estados Unidos.
La visita y los comentarios de los secretarios parecen un claro intento de rescatar las relaciones diplomáticas entre ambos países, que sufrieron otro golpe esta semana de la administración Trump, no solo por la ya mencionada orden presidencial que abogaba por mayores deportaciones a México —incluyendo las de migrantes indocumentados no mexicanos—, pero también por la solicitud hecha por el presidente Trump el 24 de febrero de que se evaluara la ayuda que Estados Unidos entrega a México.
Según el New York Times, la fuerte inferencia detrás de esta solicitud es que la nueva administración puede querer incidir en México para que pague el infame muro fronterizo mediante la retención de la ayuda.
El secretario de Relaciones Exteriores de México Luis Videgaray respondió a estos nuevos acontecimientos expresando su preocupación por el futuro de la cooperación bilateral, informó la BBC. Pero según La Jornada, el alto funcionario mexicano usó palabras mucho más fuertes en privado con los diputados de la asamblea, con la alerta de que el país está preparado para entrar en una guerra económica con Estados Unidos como respuesta a sus políticas lesivas.
Análisis de InSight Crime
Las señales contradictorias que emanan de la Casa Blanca reflejan la falta de claridad en la administración Trump sobre sus políticas hacia México. Aunque el presidente mismo sigue haciendo declaraciones públicas que atizan la tensión gestada por largo tiempo entre los dos países, miembros importantes de su gabinete, como el secretario Kelly parecen estar intentando apaciguar a sus contrapartes en México asegurando que Estados Unidos mantiene la voluntad de cooperar en aspectos como el de la seguridad.
Sin embargo, no es claro si estos esfuerzos por mitigar el daño sean suficientes para reparar el daño causado por los controvertidos anuncios de Trump. El sentimiento anti-Trump ha ido aumentando entre el pueblo mexicano, dado que el magnate de los bienes raíces abrió su campaña presidencial calificando a los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos de "violadores" y criminales. Esta dinámica puede dificultar la cooperación de los líderes políticos con la nueva administración del presidente.
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No cabe duda de que la inferencia que hace Videgaray de que el gobierno de su país está dispuesto a resistirse por la fuerza contra las políticas de Estados Unidos que afectan a México preocupa por la cooperación en aspectos de seguridad importantes. En un contexto de deterioro de las relaciones bilaterales, es posible que México pueda reducir la puesta en común de la inteligencia o reducir sus esfuerzos para contener la migración y el contrabando. Y aparte de esas medidas, el simple hecho de la desconfianza latente entre México y Estados Unidos puede entorpecer el trabajo rutinario en iniciativas conjuntas de lucha contra los grupos del crimen organizado que operan a ambos lados de la frontera.
Un rayo de esperanza para el futuro de esta cooperación puede residir en el secretario Kelly. Como lo había explicado InSight Crime, el secretario de seguridad nacional de Estados Unidos adquirió una noción más matizada de los temas de seguridad en Latinoamérica durante su cargo como jefe del Comando Sur de Estados Unidos. El exgeneral, por ejemplo, ha reconocido la necesidad de tratar la violencia y el desarrollo con el fin de debilitar el poder de los grupos criminales.
La cuestión es si el secretario Kelly logra convencer al presidente de que baje el tono de su discurso divisionista con el fin de preservar una relación que es crucial para los avances en seguridad en México, Estados Unidos y la región en conjunto.