La historia de la estrepitosa caída del otrora temido narcotraficante guatemalteco Waldemar Lorenzana podría incluir ahora un nuevo ingrediente: el Alzheimer.

Lorenzana, alias “El Patriarca”, en el pasado famoso por sus conexiones con las altas esferas del poder en Guatemala, ingresó tambaleándose a un tribunal federal de Washington DC vistiendo un traje de prisión color naranja oscuro, sin ninguna expresión en su cara sin afeitar. Luego se sentó en silencio en su silla y escuchó, a través de unos auriculares provistos por la corte, cómo el juez y sus abogados hablaban sobre su salud mental como si él ni siquiera estuviera presente.

“Yo no creo que sea capaz de tomar algunas decisiones”, dijo Colleen Kollar-Kotelly, la jueza que preside el caso.

Joaquín Pérez, uno de los abogados de Lorenzana, hizo eco de estas preocupaciones, diciendo que su cliente no lo había reconocido cuando lo visitó en los días previos a la audiencia, a pesar de que lo había estado representando desde hacía casi un año.

La condición exacta de Lorenzana todavía no ha sido diagnosticada. La evaluación preliminar de un psicólogo clínico, de la cual algunas partes fueron leídas en voz alta por la jueza, señala que Lorenzana se encuentra “deprimido” y que muestra signos de “falta de concentración y confusión”.

La jueza, la fiscalía y la defensa acordaron someter a Lorenzana a nuevos exámenes médicos en una institución mental local, cuyos resultados serán revelados en la corte en abril.

Análisis de InSight Crime

Lorenzana fue un actor importante en el hampa de Guatemala durante décadas, abasteciendo al Cartel de Sinaloa y a otros grupos con las drogas que traficaba por Guatemala (vea abajo el organigrama del Departamento del Tesoro sobre la red de Lorenzana). Sin embargo, en Estados Unidos es visto como un traficante de poca monta.

15-02-27-guatemala-lorenzana-org-chart-us-treasury 1La jueza, aunque se mostró comprensiva con su estado mental, se refirió a él como “Lorenzano” en varias ocasiones durante la audiencia, a lo cual Lorenzana no respondió.

El sorprendente rápido avance de la condición de Lorenzana, que su abogado llamó un comienzo de Alzheimer, es la señal de un hombre acabado y en bancarrota, dijo Pérez. Su deterioro, según la jueza y sus abogados, sobrevino poco después de que llegara a Estados Unidos el año pasado, y puede haber afectado su decisión de declararse culpable de cargos de narcotráfico en agosto de 2014.

Para la familia Lorenzana las cosas parecen ir de mal en peor. El hijo de Lorenzana, Waldemar Jr., fue extraditado a Estados Unidos en noviembre (gran parte de la audiencia se centró en la posibilidad de una reunión entre padre e hijo). Otro de sus hijos, Eliú, será extraditado en las próximas semanas. Ambos enfrentan cargos de tráfico de drogas en Estados Unidos.

El imperio familiar —que en algún momento llegó a controlar la frontera oriental del país, muy lucrativa para el ingreso de drogas y bienes de contrabando— ahora parece estar destinado a desvanecerse en el sistema legal estadounidense.

En el caso de Waldemar, el final parece cerca. Él ya se ha declarado culpable y, con su diagnóstico pendiente, enfrenta una condena bastante seria, que probablemente dejará al hombre de 74 años tras las rejas por el resto de su vida. Su estado mental hará imposible que coopere con las autoridades estadounidenses y reduzca su condena, declararon sus abogados durante la audiencia.

Sobre sus hijos no puede decirse lo mismo. Waldemar Jr. y Eliú parecen tener previsto cooperar con las autoridades estadounidenses. Y muy probablemente esos casos serán cerrados, aunque los procesos podrían tomar años.

Steven Dudley is the co-founder and co-director of InSight Crime and a senior research fellow at American University’s Center for Latin American and Latino Studies in Washington, DC. In 2020, Dudley...