Una serie de pequeños decomisos a traficantes de cocaína de Argentina, quienes intentaban introducir la sustancia a Nueva Zelanda, brinda evidencia del creciente atractivo de los mercados del Pacífico para los grupos criminales latinoamericanos y da pistas sobre el posible futuro de estas rutas.
El 19 de julio, las autoridades de Argentina incautaron medio kilo de cocaína en un paquete en una oficina de correos de Buenos Aires, marcado con destino a Nueva Zelanda, según informó La Nación.
Casi un mes antes, las autoridades habían puesto bajo custodia a un hombre en el aeropuerto internacional Ministro Pistarini, en la provincia de Buenos Aires, cuando intentaba abordar un vuelo a la ciudad de Auckland, también en Nueva Zelanda. Una escanografía de su cuerpo mostró que había ingerido 81 cápsulas de cocaína, equivalentes a casi un kilogramo de la sustancia.
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En meses recientes, al parecer, las autoridades neozelandesas han aumentado los controles de seguridad en los aeropuertos, según declaró el director de investigaciones de Aduanas Bruce Berry al NZ Herald. Algunos de estos aeropuertos atienden vuelos directos a destinos suramericanos, incluyendo Buenos Aires.
El 5 de mayo, las autoridades aduaneras en el aeropuerto de Auckland detuvieron a dos neozelandeses que portaban 7 kilogramos de cocaína y casi 15 kilogramos de metanfetaminas en su equipaje.
Unos meses antes, un hombre procedente de Argentina fue detenido y posteriormente sentenciado a tres años de prisión por tráfico de estupefacientes, luego de intentar introducir ilegalmente casi medio kilo de cocaína en Auckland.
En años recientes se ha presentado un incremento del consumo de drogas en Nueva Zelanda, con las metanfetaminas en el tope de la lista y una particular prevalencia de la cocaína en Auckland, según los datos más recientes de la policía.
Análisis de InSight Crime
Aunque las cantidades de cocaína incautadas han sido pequeñas, la frecuencia con la que se descubre la sustancia en paquetes o en correos humanos en dirección a Nueva Zelanda indica que los criminales están aprovechando este mercado.
Tanto Nueva Zelanda como su vecina, Australia, tienen algunos de los precios de drogas al detalle más altos del mundo, especialmente de cocaína y metanfetaminas, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD).
Los vuelos comerciales que atienden rutas directas entre Buenos Aires y Auckland facilitan la ruta para los microtraficantes. Para los grandes narcos, el potencial de grandes ganancias en la región, combinado con un creciente número de consumidores, hacen de este un destino valioso pese a la dificultad que plantea el transporte de sustancias ilegales por medio mundo.
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En Australia, el poderoso Cartel de Sinaloa lleva años proveyendo narcóticos, según declaraciones de Mike Vigil, exjefe de Operaciones Internacionales de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos, en entrevista con InSight Crime.
El grupo mexicano, explicó Vigil, "comenzó a enviar pequeñas cantidades de drogas para tantear el terreno, con el fin de ensayar si sus técnicas de tráfico funcionaban, y luego se lanzaron al ruedo. Hicieron conexiones locales con redes de distribución”, agregó.
“El Cartel de Sinaloa es experto en logística y tiene la capacidad de transportar cantidades muy grandes de droga”, aseguró Vigil.
Se cree que el grupo usa una ruta marítima, aprovechando la enorme extensión costera de Australia, cuya vigilancia es especialmente difícil para las autoridades.
Según una investigación de la estación radial australiana 7 News, alrededor de 7 millones de grandes contenedores pasan anualmente por los muelles del país. Se estima que entre 2013 y 2014 se abrieron menos de 15.000 para ser inspeccionados.
Las potenciales ganancias hacen que el riesgo del decomiso valga la pena para los grupos criminales.
"Un kilo de cocaína puede venderse por US$24.000 en Estados Unidos, dependiendo de la zona. El mismo kilogramo en Australia puede venderse hasta por cinco veces más", añadió Vigil.