Las autoridades argentinas afirman que un promedio de 40 narcovuelos que salen de Bolivia cruzan la frontera cada mes, una estimación que puede tener tintes políticos pero que refleja la actual dinámica del comercio regional de drogas.
Las autoridades afirman que cada vuelo lleva entre 400 y 500 kilogramos de drogas a Argentina, informó La Nación. A razón de más de un vuelo diario, según los cálculos unas 20 toneladas métricas de drogas pueden ser transportadas a Argentina cada mes mediante este método.
Funcionarios de inteligencia argentinos aparentemente le comunicaron estas estimaciones al ministro de defensa boliviano, Reymi Ferreira, durante una operación aérea conjunta entre los dos países.
La frecuencia de los vuelos clandestinos puede verse agravada por la situación de la fuerza aérea argentina, que carece de suficientes aviones operacionales y de pilotos capacitados para interceptar los vuelos cargados de drogas. La flota de aviones de combate Mirage del país ha sido retirada en su totalidad, y sólo están en servicio unos pocos aviones de ataque FMA IA-58 Pucará y Lockheed Martin A-4AR, según Infodefensa.
El presidente Macri culpa a la administración de su predecesora Cristina Kirchner de los narcovuelos por haber recortado los presupuestos de defensa y haber reducido la capacidad aérea del país. Desde su elección en el año 2015, el gobierno de Macri ha anunciado que comprará varios aviones militares de proveedores europeos y estadounidenses.
Análisis de InSight Crime
El anuncio de que en promedio más de un narcovuelo cruza diariamente la frontera entre Bolivia y Argentina puede tener tintes políticos.
En medio de las crecientes preocupaciones por el consumo de drogas y los crímenes relacionados con las drogas en Argentina, el vecino Bolivia proporciona un conveniente chivo expiatorio para los funcionarios argentinos que buscan evadir parte de la culpa por el creciente problema. Por otra parte, la administración Macri ha promovido un enfoque militarizado en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, e incluso ha llegado a autorizar el derribo de aviones sospechosos de transportar drogas —una práctica que según los críticos es similar a las ejecuciones extrajudiciales—. Llamar la atención sobre los narcovuelos bolivianos le puede ayudar a su gobierno a justificar esta polémica estrategia. Además, la declaración se presenta poco después de los anuncios sobre el presupuesto militar para 2017.
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Así mismo, está claro que Bolivia juega un papel importante en el comercio de drogas argentino. Aunque Bolivia produce mucho menos coca y cocaína que sus vecinos de Colombia y Perú, es un país clave para el tránsito de las drogas. Y además de tráfico terrestre, los grupos criminales bolivianos se han visto implicados anteriormente en el transporte aéreo de drogas en la región del Cono Sur.
Las organizaciones criminales conformadas en Bolivia tienden a ser relativamente pequeñas, locales y familiares, y gran parte del comercio de drogas en el país es controlado por grupos colombianos como Los Urabeños. Sin embargo, también ha habido recientes indicios de que las principales pandillas de Brasil, Comando Vermelho y Primer Comando Capital (Primeiro Comando da Capital - PCC), pueden estar intensificando sus operaciones en el país andino. El viceministro de Defensa Social de Bolivia, Felipe Cáceres García, declaró recientemente que “estos carteles envían emisarios con dinero a Bolivia para acopiar droga y, en la frontera con Brasil y [la región de] Chiquitania, arman un laboratorio y empiezan a refinar la pasta base de cocaína a clorhidrato de cocaína”.