Nicaragua ha autorizado a las fuerzas armadas de Estados Unidos y de Rusia para llevar a cabo la interceptación de drogas en aguas del Caribe, reclamadas con éxito de Colombia en la Corte Internacional de Justicia el año pasado; una decisión que probablemente está impulsada por motivaciones políticas.
La autorización fue aprobada después de una votación por el parlamento del país el 26 de noviembre -poco más de un año después de que se le otorgara a Nicaragua territorio marítimo de Colombia, por la Corte Internacional de Justicia (CIJ)- y permite a las tropas estadounidenses y rusas, a los buques de guerra y a los aviones, entrar en la zona para participar en misiones antinarcóticos, informó EFE.
La larga disputa sobre el territorio ha provocado fuertes tensiones entre los dos países de Latinoamérica desde que se tomó la decisión, con Colombia el año pasado retirando su reconocimiento a la CIJ, mientras que Nicaragua posteriormente ha tratado de reclamar más territorio. Se cree que el área puede ser el hogar de grandes reservas de petróleo y gas.
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La autorización parlamentaria se desprende de un reciente aumento en la presencia naval de Colombia en torno a las islas del Caribe, que conservó como parte de la decisión de la CIJ, y llega en un momento de crecientes relaciones de seguridad y comerciales entre Nicaragua y Rusia. El presidente colombiano, Juan Manuel Santos había dicho previamente que la decisión de la CIJ no es válida porque las fronteras territoriales sólo pueden volverse a trazar a través de acuerdos bilaterales.
Análisis de InSight Crime
El telón de fondo, altamente cargado en términos políticos, de esta invitación sugiere que Nicaragua no sólo está motivada por el deseo de implementar una efectiva fuerza policial en la zona, sino también por el reconocimiento de facto de su soberanía sobre el territorio que la participación de Estados Unidos y Rusia representaría.
Estados Unidos ha estado patrullando durante mucho tiempo las mismas aguas en colaboración con Colombia, por lo que para ellos sería lo de siempre, mientras que la invitación de Rusia podría ser vista como una provocación para Colombia. La tensión explotó recientemente por la sugerencia de un capitán de la marina rusa de que su país apoyaría a Nicaragua si estallaba un conflicto sobre el territorio -una declaración ya rechazada por el gobierno ruso- así como las protestas de Colombia tras la entrada de los dos bombarderos rusos en el espacio aéreo colombiano.
Sin embargo, la invitación probablemente también sea el resultado del deseo de Rusia de aumentar su participación en los esfuerzos regionales contra la droga, con Nicaragua emergiendo como un aliado clave en este esfuerzo. No obstante, aunque esta invitación, sin duda, tiene un lado político, la creciente utilización de San Andrés como un punto de transbordo de drogas y el reconocimiento de la marina de Nicaragua de que está mal equipada para enfrentar el desafío, significa que también hay un elemento de necesidad en la medida.