Salvador Sánchez Cerén, el nuevo presidente de El Salvador, ha declarado que “no dará tregua al crimen organizado”, en comentarios que afectarán las esperanzas de aquellos que buscan revivir la tregua entre pandillas de 2012.

El 10 de junio, el presidente Sánchez Cerén –quien fue juramentado el 1 de junio– anunció que en su gobierno, “vamos a combatir la inseguridad, combatiremos las extorsiones, trabajaremos para prevenir asesinatos, no le daremos tregua al crimen organizado”, informó EFE.

El presidente agregó que durante su mandato de cinco años se hará “uso legítimo de la fuerza por parte del Estado” pero sólo “como último recurso y no como la forma de solución inmediata a los conflictos sociales”. En ocasiones anteriores, también había dejado claro que la tregua entre pandillas no es una prioridad para su gobierno.

El ministro de Justicia y Seguridad, Benito Lara, también ha confirmado que la tregua entre pandillas no será parte de la política de seguridad de su nuevo gobierno, aunque agregó que el Estado no interferiría si las pandillas llegaran a un acuerdo por su cuenta.

Análisis de InSight Crime

En 2012 el gobierno del presidente Mauricio Funes facilitó una tregua entre las pandillas más poderosas de El Salvador, en parte, transfiriendo a los líderes de las pandillas a cárceles de mediana seguridad, y proporcionando otros beneficios a cambio de reducir la tasa de homicidios.

Sin embargo, un aumento en los asesinatos durante el año pasado ha llevado a la Iglesia y a la policía nacional a advertir que la tregua se ha venido abajo, y en mayo de 2014, Funes declaró que la tregua había fracasado.

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Sin embargo, con el nuevo gobierno se han presentado nuevos intentos de revivir el pacto, y las pandillas del país han apelado directamente a él para mantener la tregua, haciendo constar en un comunicado oficial que “La oportunidad histórica para recuperar la Paz que se abrió el 09 de Marzo de 2012, aún sigue abierta”.

Aunque los comentarios del nuevo gobierno pueden resultar descorazonadores para los partidarios de la tregua entre pandillas, la retórica puede no corresponder con las políticas actuales. A pesar de su papel facilitador de la tregua, la administración Funes sostuvo que no había negociado con las pandillas, sino que simplemente había “acompañado” el proceso, y trató de distanciarse públicamente del pacto. A pesar de las recientes declaraciones, sigue siendo posible que el gobierno de Sánchez Cerén vaya a terminar empleando una táctica similar.

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