Una ofensiva policial contra Los Gaitanistas en el norte de Colombia ha llamado la atención sobre las operaciones del grupo narcoparamilitar en ambos lados de la frontera entre Colombia y Venezuela, y su creciente fuerza en una región que hasta hace poco era un fortín de los Rastrojos.
Los intentos de la policía para capturar a un líder regional de Los Gaitanistas, también conocidos como Clan del Golfo, Urabeños y Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), en el departamento de Norte de Santander, provocaron un tiroteo en las afueras de Cúcuta, cerca de la frontera con Venezuela, en el que murieron un policía y seis presuntos miembros del grupo criminal. La operación iba dirigida en contra de Carlos Andrés Palencia, alias "Visaje", un exparamilitar prófugo quien fue identificado por la policía como jefe de operaciones de las AGC en la región, informó el diario La Opinión de Cúcuta.
Las AGC han respondido a la ofensiva con una serie de ataques de venganza, donde mataron a un policía e hirieron gravemente a otros dos, según El Tiempo.
En el otro lado de la frontera, el jefe local del departamento de investigación forense de la policía, también fue asesinado en un ataque que los medios locales atribuyeron a grupos “paramilitares” colombianos.
Tras los enfrentamientos, las autoridades venezolanas descubrieron dos campamentos en el estado de Táchira, los cuales dijo la policía que pertenecían a las AGC, señaló El Tiempo. Según las autoridades, las AGC cobran a los narcotraficantes por el uso de las rutas de tráfico, administran redes de extorsión y contrabandean de drogas y otros bienes en ambos lados de la frontera.
Análisis de InSight Crime
El territorio de la frontera entre Colombia y Venezuela, que ha sido clave para el narcotráfico, siempre ha estado dominado por los Rastrojos, rivales de las AGC. No obstante, desde al menos 2011, el área alrededor de Cúcuta ha sido un territorio en disputa, luego de que una unidad de las AGC, bajo el mando de Palencia, fuera enviada a la región para arrebatarle el control a los Rastrojos.
Según un comandante de la policía local, citado en KienyKe, la unidad de Palencia se rebeló tras un pacto en 2011 entre los líderes nacionales de los grupos en el que las AGC cedieron el territorio a los Rastrojos, y comenzó a operar bajo el nombre de "Las Autodefensas Unidas de Norte de Santander Nueva Generación".
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Sin embargo, desde entonces los Rastrojos han estado en caos, luego de la pérdida de su liderazgo nacional, y hay pocas señales de que el pacto se mantenga intacto. Bajo estas circunstancias, es probable que las operaciones de Palencia hayan vuelto bajo el amparo de las AGC, ya que el grupo busca asegurar una de las principales piezas inmobiliarias del narcotráfico en Colombia.
La presencia de campamentos de las AGC en Venezuela no sólo ofrece una mayor evidencia de que el grupo se ha consolidado en la región, sino que también ofrece otra señal de que las organizaciones criminales colombianas operan cada vez más en ambos lados de la frontera.