El procurador general de México admitió irregularidades en la pronta liberación de un importante narcotraficante, y simultáneamente criticó las laxas sentencias que reciben los criminales mexicanos en Estados Unidos, lo que sugiere que hay fisuras dentro del gobierno de México sobre la participación de Estados Unidos en sus asuntos internos.
En declaraciones el 10 de septiembre durante una conferencia de prensa en Washington, el procurador general mexicano Jesús Murillo Karam admitió que hubo "graves violaciones" en los procedimientos judiciales que condujeron a la pronta liberación del líder de un cartel, Rafael Caro Quintero, el 9 de agosto, informó El Diario.
Según Murillo, el gobierno mexicano no sabe dónde está Caro Quintero, pero que de saberlo lo arrestarían.
No obstante, en un aparente andanada contra las críticas de las autoridades estadounidenses, Murillo puso de relieve las sentencias mucho más laxas que reciben los traficantes mexicanos en Estados Unidos. Refiriéndose aparentemente a la sentencia de 2010 del líder del Cartel del Golfo Osiel Cárdenas Guillén, Murillo dijo: "solo lo sentenciaron a 24 años. Y no solo eso, le darán medida de beneficio y saldrá mucho tiempo antes".
Caro Quintero, uno de los fundadores del Cartel de Guadalajara -una de las grandes organizaciones narcotraficante de México-, fue puesto en libertad después de cumplir 28 años de una condena de 40 años, que le fue adjudicada en 1985 por el secuestro, tortura y homicidio del agente de la DEA de Estados Unidos, Enrique Camarena Salazar.
Análisis de InSight Crime
Los funcionarios estadounidenses fueron muy críticos en cuanto a la pronta liberación de Caro Quintero, que se basó en una decisión polémica de que el caso del asesinato de Camarena debió haber sido tratado a nivel local, en lugar del federal. Posteriormente, el gobierno mexicano solicitó una nueva detención de Caro Quintero por orden de Estados Unidos, en un aparente intento de aplacar a los estadounidenses.
Mientras Murillo ha admitido las dudosas circunstancias que rodean esta liberación anticipada, parece que las críticas por parte de Estados Unidos también han alterado los ánimos entre algunos en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). El ataque de Murillo a la aparente hipocresía de los funcionarios estadounidenses con respecto a la corta sentencia, se aleja de las declaraciones que buscaron controlar el daño de la liberación de Caro Quintero, las cuales señalaron que se buscaría la inmediata recaptura del capo.
La frustración puede estar construyéndose al interior de la administración, a medida que Estados Unidos sigue siendo crítico de la estrategia de seguridad de México bajo el presidente Enrique Peña Nieto, y el hecho de que este caso haya sido objeto de críticas mientras que los principales narcotraficantes mexicanos siguen siendo liberados de manera prematura por su vecino del norte, es probable que sea otro punto delicado.