Varios actos violentos se presentaron en Colombia tras el fin del cese el fuego temporal con el grupo guerrillero activo más grande del país, lo que genera dudas sobre el futuro de las negociaciones de paz en curso, dado el temor de que los guerrilleros hayan utilizado el cese de las hostilidades para fortalecerse.
Después del 9 de enero, cuando terminó el cese al fuego de tres meses entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), al grupo guerrillero se le han atribuido por lo menos seis ataques, incluyendo el asesinato de un soldado y el bombardeo de un oleoducto, según informó El Tiempo.
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El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, rechazó los actos violentos y le solicitó al principal negociador del gobierno en las conversaciones de paz con el ELN, Gustavo Bell, quien se encuentra en Quito, Ecuador, que regresara a Bogotá, al parecer para decidir si se debe continuar con las negociaciones. Según El Tiempo, Santos también le ordenó al ejército colombiano que respondiera "con fuerza" a los recientes incidentes.
Dado que el Gobierno colombiano y el ELN están en desacuerdo sobre quién tiene la culpa de no llegar a un consenso para extender el cese al fuego, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dijo en comunicado de prensa que que "lamentaba" los ataques del ELN y esperaba que las dos partes "reiniciaran el trabajo con el fin de renovar y fortalecer el cese al fuego, y así evitar que se reanude el conflicto".
Análisis de InSight Crime
La reciente ola de violencia genera dudas sobre el futuro del proceso de paz entre el gobierno y el ELN. Si la guerrilla, en efecto, utilizó el cese al fuego para expandirse y fortalecerse, como se desprende de la investigación de InSight Crime, ello significaría una grave violación a la confianza en el proceso, cuyo comienzo ha sido bastante tortuoso.
Desde el principio, el Gobierno colombiano se mostró escéptico acerca de si los líderes del ELN podrían asegurar que sus miembros cumplieran con los acuerdos, en caso de que se logren. Las disidencias del acuerdo de paz de 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) siguen siendo una gran preocupación, y la estructura de mando del ELN, que es más fragmentada, sería un problema adicional.
La experiencia del acuerdo de paz con las FARC también alimenta el escepticismo del ELN acerca de si el Gobierno podrá cumplir un posible acuerdo de paz. El problema de la disidencia de las FARC se ha agravado debido a lo que, según la guerrilla desmovilizada, es un incumplimiento, por parte del Gobierno, de ciertos aspectos del acuerdo.
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La posibilidad de que la reciente ola de violencia continúe o se expanda genera dudas sobre el futuro del proceso de paz con el ELN.
Además, el gobierno ha desplegado 2.000 efectivos en la importante ciudad portuaria de Tumaco, en el departamento de Nariño, para detener la violencia desatada después del cese al fuego. Pero, como InSight Crime ha informado, esto "puede generar aún más conflictos al introducir otro actor armado en un ambiente que ya de por sí es inestable".
La creciente violencia, particularmente entre el ELN y las fuerzas del Gobierno, podría llevar a que cualquiera de las partes rompa las conversaciones.
* Este artículo fue escrito con información de Javier Villalba.