Las Naciones Unidas han criticado fuertemente las tácticas policiales de mano dura utilizadas en Venezuela, entre varios otros temas, una señal del aislamiento cada vez mayor del país de la comunidad internacional, a medida que empeora su situación de derechos humanos en el corto plazo.
Los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad fue uno de los principales temas durante la evaluación periódica del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Venezuela este 1 de noviembre, según Runun.es. El representante canadiense se refirió a la iniciativa de la lucha contra el crimen conocida como Operaciones de Liberación del Pueblo (OLP), que los grupos de derechos humanos han relacionado con numerosos abusos por parte las fuerzas del Estado desde que fue implementada en junio de 2015.
El representante le pidió al gobierno venezolano “poner fin a las OLP y a otras acciones represivas adoptadas por las fuerzas de seguridad del Estado”.
El Vaticano también pidió que las autoridades venezolanas “investiguen los casos de ejecuciones extrajudiciales y de uso excesivo de la fuerza”.
Otros países, como Argentina, España, Ghana, Francia, Uruguay y Suecia, expresaron preocupaciones similares. Por su parte, otros países se centraron en la inseguridad y las pésimas condiciones de los centros penitenciarios en Venezuela.
Diversos países, como Suecia y Corea del Norte, también han expresado su preocupación por la profunda crisis económica de Venezuela, que ha llevado a la escasez generalizada de bienes básicos como alimentos y medicinas.
Análisis de InSight Crime
Los países miembros de las Naciones Unidas tienen razones para señalar las flagrantes violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad de Venezuela, así como las deplorables condiciones en las cárceles del país. En el mes de junio, por ejemplo, la revista Time descubrió que una cárcel de Caracas alberga más de 150 presos, aunque su capacidad máxima es de 36, y que además allí hay muchas enfermedades infecciosas que no son tratadas.
Es probable que estas críticas alejen a Venezuela aún más de la comunidad internacional en un momento en el que se está quedando cada vez más aislada, tanto diplomática como económicamente. En el último año, el gobierno de Estados Unidos ha acusado a varios agentes de la policía y el ejército venezolanos de tráfico de drogas, y varias aerolíneas ya no ofrecen sus servicios a Venezuela porque el valor de la moneda local ha caído a niveles muy bajos.
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En lugar de ceder, el presidente Nicolás Maduro ha respondido de una manera desafiante. Le otorgó mayores poderes al ejército e incluso nombró a un exfuncionario acusado por Estados Unidos como cabeza del Ministerio del Interior.
En este contexto, es probable que el respeto por los derechos humanos y la seguridad pública se degrade aún más, dado que Maduro utiliza cualquier herramienta que esté a su disposición con tal de mantenerse en el poder. Las autoridades venezolanas ya han declarado que emplearán a los grupos armados leales al gobierno —conocidos como “colectivos”— para acabar con las protestas masivas de la oposición, que está intentando derrocar a Maduro mediante un referendo revocatorio.