Las pandillas de El Salvador emitieron un nuevo comunicado en el que prometen reducir la violencia, pero vale la pena preguntarse si realmente tienen la capacidad de mantener a sus miembros rasos en línea, teniendo en cuenta que sus principales líderes están de regreso a una prisión de máxima seguridad.
El anuncio —supuestamente firmado por los portavoces de las pandillas Mara Salvatrucha (MS13), Barrio 18, Mao-Mao y Mirada Locos 13— afirma que los grupos pondrán fin a los ataques como un "gesto de buena voluntad", informó La Página.
La declaración señala que los líderes ya están dando “instrucciones de acuartelamiento” a sus unidades y que los miembros de las pandillas trabajarán para "responder satisfactoriamente a lo que la sociedad espera de nosotros: menos homicidios, menos extorsiones; en definitiva: menos violencia”. Aparentemente se ha dado la orden de cesar de manera inmediata los ataques de todo tipo.
Las primeras líneas del comunicado declaran que el compromiso de un cese a los asesinatos es "un regalo a monseñor Romero" —el arzobispo salvadoreño asesinado en 1980 durante la guerra civil del país— y que es un signo de "arrepentimiento y solicitud de perdón a la sociedad por todo el daño causado."
La declaración también dice que Raúl Mijango, mediador durante la tregua entre pandillas que tuvo lugar en El Salvador en 2012, había dado al gobierno una "agenda para la paz" de 26 puntos en nombre de las pandillas. La mitad de estos puntos consisten en acciones que las pandillas dijeron que se comprometían a seguir, a pesar de no ver “la misma voluntad de los principales actores del gobierno”.
El comunicado afirma que las conversaciones "privadas" entre el gobierno y las pandillas deberán ser monitoreadas por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Análisis de InSight Crime
Dado el reciente traslado de los líderes de las pandillas a una prisión de máxima seguridad, la forma en la que éstos se habrían coordinado para publicar el comunicado conjunto no es clara. Esto debería levantar sospechas sobre quiénes podrían haber producido realmente el documento, y si tienen el poder suficiente para que sus compañeros cooperen.
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De hecho, en enero, la MS13 y Barrio 18 intentaron resucitar la fallida tregua entre pandillas por medio de un acuerdo para poner fin a la violencia. Esto no se materializó: marzo fue el mes más violento que El Salvador ha vivido en la última década. El presidente Salvador Sánchez Cerén señaló que el 30 por ciento de los asesinatos estuvieron relacionados con enfrentamientos entre la policía y las pandillas.
El gobierno ha dicho que reiniciar el diálogo con las pandillas no hace parte de su agenda de seguridad y en su lugar ha favorecido un enfoque de línea dura. Un alto funcionario de seguridad llegó a sugerir que si más policías mataran a tiros a los miembros de pandillas actuando en "legítima defensa", esto podría ayudar a pacificar el país.
Es posible que las pandillas estén en búsqueda de un descanso por medio de un nuevo acuerdo de paz, en respuesta a esta retórica de mano dura y a la respuesta agresiva de las fuerzas de seguridad. También es posible que, en medio de los altísimos niveles de violencia, las pandillas vean una nueva oportunidad para presionar al gobierno a iniciar conversaciones una vez más. Aún así, sobre todo si se compara con los comunicados de prensa que anteriormente han sido acreditados a las pandillas, este último es menos asertivo —en una declaración anterior, las pandillas implican que tienen suficiente influencia política para intervenir en el resultado de las próximas elecciones presidenciales—.