Las principales pandillas de El Salvador -entre ellas, la Mara Salvatrucha y Barrio 18 -han recurrido al nuevo gobierno para mantener la tregua entre las pandillas del país, en lo que parece ser un esfuerzo desesperado por salvar tanto el pacto como los beneficios que les ha traído.
"La oportunidad histórica para recuperar la paz que se abrió el 9 de Marzo de 2012, aún sigue abierta, aprovecharla en beneficio del país depende de todos”, anunciaron los líderes en un comunicado el 3 de junio (vea documento adjunto). Ellos destacaron su apoyo anticipado y constante para el gobierno del recién instaurado presidente Salvador Sánchez Cerén, y pidieron a la administración, a la iglesia, a la sociedad civil y a los empresarios a unirse a ellos en esta causa.
Los portavoces de las pandillas culparon a la pobre política del gobierno de la creciente violencia en el último año -probablemente una referencia implícita a las políticas del ministro de Seguridad, Ricardo Perdomo, un importante crítico de la tregua.
Además, las pandillas pidieron al nuevo gobierno hacerle frente a los "escuadrones de la muerte" que en los “últimos días han cobrado la vida de muchos de nuestros miembros, familiares y civiles”, indicando que algunos de estos grupos operaban al interior del aparato estatal.
Las pandillas negaron los informes de que recientemente estaban ejecutando toques de queda en la población, culpando a estos, en lugar de la gente que quería justificar las acciones de los escuadrones de la muerte.
Análisis de InSight Crime
El gobierno salvadoreño saliente fue fundamental en facilitar la tregua entre la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18, pero cambió su retórica a mediados de 2013 -en la misma época que las drásticas mejoras en la seguridad comenzaron a invertirse y los homicidios comenzaron a aumentar de nuevo. El ministro de Seguridad Perdomo fue uno de los principales protagonistas de esto, cerrando los canales de comunicación entre los miembros encarcelados de la pandilla y afirmando que las pandillas habían utilizado la tregua para aumentar su participación en el tráfico de drogas transnacional. Poco antes de dejar el cargo, el presidente saliente, Mauricio Funes, anunció que la tregua había "fracasado".
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Con la declaración más reciente, parece que las pandillas están tratando de apelar al gobierno de Sánchez Cerén, antes de que el proceso pueda ser cerrado por completo -lo que llevaría a una pérdida del capital político y otros beneficios que les dio la iniciativa.
Mientras tanto, la negación de los toques de queda forzados por parte de las pandillas -que se han reportado en varias regiones- podría indicar que el control del liderazgo central sobre sus miembros se le escapa, y que algunas facciones locales, o "clicas", están actuando sin su conocimiento o aprobación.
La mención de escuadrones de la muerte es también de interés. Ha habido informes recientes de un resurgimiento de La Sombra Negra -un escuadrón de la muerte, que primero estuvo activo en los años noventa- así como el surgimiento de otros grupos relacionados con las fuerzas de seguridad. Si bien el gobierno ha negado estos informes, la preocupación de las pandillas añade peso a los temores de que la amenaza de los grupos es real.