El ministro de Educación de Honduras afirmó que las pandillas callejeras locales están dirigiendo las protestas estudiantiles recientes —una declaración peligrosa, dada la situación de seguridad actual en el país centroamericano—.
El diario La Tribuna citó las palabras del ministro de Educación Marlon Escoto, quien dijo: “tenemos información de ciertos mandos intermedios de maras y pandillas que habían generado instrucciones a algunos jóvenes, que casi les pertenecen, a mantener las protestas, […]como una forma de no perder sus territorios”.
Estudiantes de secundaria en Tegucigalpa, la capital de Honduras, han estado protestando desde principios de marzo por una propuesta que busca ampliar el horario escolar. Los manifestantes alegan que los horarios extendidos son inseguros, ya que obligan a los estudiantes a regresar a casa en horas de la noche.
Escoto había dicho anteriormente que en las escuelas públicas de Honduras hay unos 30.000 pandilleros inscritos. Como lo informó ampliamente Associated Press el año pasado, el control de las pandillas en las escuelas hondureñas es un problema grave, y existen casos de pandilleros que extorsionan a los maestros y reclutan estudiantes.
El informe de La Tribuna también cita al exdirector de una escuela y al portavoz de la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina), quienes coincidieron en afirmar que las pandillas se han infiltrado en las escuelas hondureñas y que personas que no son estudiantes participaron en algunas de las protestas recientes.
Por el contrario, un estudiante de una escuela secundaria de Tegucigalpa, cuyo no nombre no fue revelado, le dijo a La Tribuna que los pandilleros locales habían dado instrucciones a los estudiantes de no protestar en la zona, con el fin de evitar la afluencia de policías.
Análisis de InSight Crime
Si bien es innegable que muchos pandilleros hondureños jóvenes utilizan las escuelas con fines de extorsión y reclutamiento, las afirmaciones de Escoto según las cuales las pandillas están dirigiendo las protestas estudiantiles son bastante cuestionables. A diferencia de la tregua entre pandillas en El Salvador en 2012, las pandillas hondureñas han mostrado poco interés en conseguir poder político. Adicionalmente, es probable que las pandillas vean las protestas —y la consiguiente atención de las fuerzas de seguridad— como un desafío y no como una oportunidad para ganar influencia. El hecho de que ninguna pandilla de Honduras haya emitido un comunicado en relación con las protestas también dice mucho en este sentido.
Lo más probable es que Escoto encuentre en las pandillas un conveniente chivo expiatorio. En lugar de entablar un diálogo con los estudiantes, Escoto ha intentado minimizar sus temores de transportarse de noche en uno de los países más violentos del mundo. Escoto presuntamente también aprobó el despido de maestros acusados de trabajar en conjunto con los manifestantes.
Los comentarios de Escoto son particularmente irresponsables en el contexto de la situación de seguridad de Honduras. Según informes, al menos cuatro estudiantes murieron después de participar en las protestas, aunque el gobierno de Honduras aún no ha investigado los casos. Mostrar a los manifestantes estudiantiles como pandilleros puede incitar más violencia en una situación de por sí ya insegura.
Vea abajo el vídeo del reportaje de La Tribuna sobre las denuncias de que las pandillas están involucradas en las protestas estudiantiles.