Las autoridades de Guatemala han acusado a varios guardias de conspirar con supuestos pandilleros para asesinar al director de una prisión, lo que recuerda que la corrupción generalizada en el sistema penitenciario promueve la violencia y permite el control por parte de los criminales.
El 4 de diciembre, la Fiscalía General de Guatemala anunció el arresto de cuatro individuos acusados del asesinato, el 27 de abril, de José María Pérez Corado, exdirector de la prisión de máxima seguridad "El Infiernito”.
Según la Fiscalía General, miembros de la pandilla Barrio 18 planearon y ordenaron el asesinato de Pérez Corado porque éste se negó a otorgarles ciertos privilegios —al parecer derechos a visitas o acceso a teléfonos celulares— a pandilleros encarcelados.
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Entre los acusados se encuentran el supuesto pandillero de Barrio 18 Ernesto Alonzo Luarca Quezada, alias “Slapy", y tres guardias de la prisión. Los cargos contra los implicados incluyen asesinato, conspiración para cometer asesinato y asociación ilícita.
Otro exdirector de "El Infiernito", Amílcar Corado González, fue asesinado en el año 2012, supuestamente por órdenes de pandilleros presos.
Análisis de InSight Crime
La corrupción es un viejo problema en el sistema carcelario de Guatemala, y ha sido bastante evidente este año.
Por ejemplo, en el mes de mayo surgieron algunos videos en el que aparecía Nicolás García, el entonces director de la sistema penitenciario nacional, negociando con presos de la pandilla Barrio 18 en otra instalación de máxima seguridad. En uno de los videos, uno de los líderes de la pandilla, Rudy Francisco Alfaro, alias "El Pitufo", al parecer amenaza a García diciéndole que se derramaría sangre si era trasladado a "El Infiernito". Pérez Corado fue asesinado dos meses después de dicho traslado.
García había sido destituido del alto cargo en el sistema penitenciario nacional en el mes de mayo, tras la fuga de una de las más importantes prisioneras de del país, Marixa Ethelinda Lemus Pérez, alias "La Patrona". Las autoridades afirman que la jefa criminal salió de la prisión con la ayuda de personal de la institución. (Ella fue capturada de nuevo en El Salvador, poco antes del fin de mes.)
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El hacinamiento y la falta de recursos son dos importantes generadores de corrupción en el sistema penitenciario de Guatemala.
Cuando las autoridades descubren que no pueden ejercer el control en las hacinadas instalaciones, suelen asignarles esta tarea a los grupos criminales. Además, son comunes las quejas por las malas condiciones laborales y los bajos salarios, lo que incentiva a los funcionarios de las prisiones a aceptar sobornos.
La continua escasez financiera ha obstaculizado los esfuerzos por mejorar no sólo el sistema penitenciario, sino además otros aspectos de los sistemas policial y judicial de Guatemala. Prensa Libre informó recientemente que el presupuesto general de Guatemala para 2018 no ha sido aprobado todavía, lo que ha llevado a que se detenga la construcción de nuevas prisiones y ha reducido los recursos disponibles para la policía y los fiscales.